—¡Vamos, maldita idiota! Llevas un día completo sin comer. ¡¿Para qué tanto defender a esa cosa que hay en tu vientre si luego lo vas a matar de hambre?! No le veo sentido, Josephine.—¿por qué seguían en la habitación? ¿No se daban cuenta de que los estaba ignorando? —Aún sigo pensando cómo fue que te atreviste a pegarle a tu madre. Asumo que la calle te dejó loca. A lo mejor sí estás loca. Mira que irte de casa para…¿para qué? ¿Qué fue lo que lograste? ¿Mortificarnos? ¿Bajar a ese estado tu calidad de vida?—cruzado de brazos estaba papá sentado al otro extremo de la habitación. Mamá y papá llevaban horas en esta habitación. Saber que Adam quería ayudarme, me llenaba de fuerzas y veía la luz al final de este maldito oscuro y largo túnel. Joseph me había dicho que Adam nunca negó que es

