Capítulo 17.

2244 Palabras

Lisa. Mientras me sacudía y sacaba la paja de mi cabello, Igor llevó la cabra a un cubículo cercado, puso un montón de heno en el comedero y cerró la puerta con un pestillo. - Vamos, - señaló la salida con un gesto de la cabeza. - Por hoy has satisfecho la necesidad de comunicación con la naturaleza. - Eso es seguro. Asintió y señaló con la mano hacia adelante, dejándome pasar. - Eres tan galante, - no pude evitar sonreír, en respuesta recibí una sonrisa irónica. Al menos me parecía que algo parecido se había deslizado bajo su barba peluda. El perro nos siguió y ahora se lamía su barba húmeda y lechosa con gusto, sin olvidar mover la cola alegremente. - Al menos alguien recibió leche fresca hoy. - Perdón… - No pasa nada, - agitó con la mano. - Hay leche de la mañana en el sótano.

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