Capítulo 26. Decisiones. Las veo platicar y no puedo evitar sentirme entre la espada y la pared; por primera vez siento un gran temor. No quiero perder a Amalia, no ahora. Dios, ¿qué hago? Leticia ha pasado por mucho; me necesita. Las miro a ambas y no puedo evitar fijar mi mirada en Amalia, quien está tan tranquila al hablar con Leticia. Solo quiero acercarme a ella y abrazarla, decirle que esto no significa nada, que la quiero y que no puedo ni quiero estar sin ella. ¿Pero cómo le digo a Leticia que quiero a Amalia? No puedo, simplemente no puedo lastimarla; no ahora que sé que perdió un hijo mío. Sería un cobarde si la abandonara en este momento. Las escucho platicar y me detengo en el momento en que Leticia quiere que ella tenga citas. —Sí, tranquila, Ami, no pasa nada, solo qued

