Capitulo 4. Mudanza

1650 Palabras
Capítulo 4. Mudanza. Estamos reunidos esperando que se nos entreguen los derechos que le corresponden a Lucas, quien mira a su madre con preocupación, ya que solo se queda mirando a lo lejos por la ventana sin percatarse de lo que sucede a su alrededor. —Tranquilo, todo va a mejorar —le digo tomando su hombro. —Gracias a ti, hermosa. —Tomando mi mano, nos acercamos al abogado, quien le entrega a Lucas los documentos y las tarjetas a su nombre con el saldo disponible para utilizarlos a su gusto. —¿Vamos? —le digo mientras puedo ver su cara de asombro al ver el saldo en los documentos. —Sí, vamos. —Se acerca a su madre, quien al verlo se abalanza llorando en sus hombros. —Tranquila, madre, escucha, todo estará bien, vamos a ver a papá —dice llevándola hacia el coche. Me giro para ver a los presentes dispersarse por el lugar; no había más que celebrar en esta casa, solo teníamos una misión y era sacar al padre de Lucas de esa grave enfermedad. Puedo ver a mis padres abrazarme mientras me acompañan al coche donde nos subimos en compañía de los escoltas que estaban a nuestra disposición desde el momento de firmar el documento. —¿Cariño? —dice mi padre, llamando mi atención. —¿Qué pasa, padre? —¿Ahora qué harás? ¿Te mudarás con él? —Debo hacerlo, padre. —Si recién compraste tu departamento, ¿lo venderás? —No, lo mantendré de igual forma; en cualquier momento esto terminará y yo debo volver a mi vida. Ahora lo más importante es la salud del señor Armando; después me preocuparé por los detalles. —Entiendo, hija. Puedo entender que para mi padre esta situación es algo incómoda, pero la verdad es que con esto no quiero que nadie salga lastimado; tengo que encontrar la manera de que todo empiece a encargarse hasta que esto termine. Al llegar a la clínica, lo acompaño a cancelar en su totalidad la cuenta y el pago de la operación de ser necesaria; él no quería dejar nada a medias aunque eso lo dejara sin un dólar. Es su padre y lo ama con su vida. Tania, su madre, al saber que todo estará bien, se alegra abrazando a Lucas. Nos quedamos toda la noche junto a su padre; en otro matrimonio esto sería una locura, pero para mí, estar a su lado apoyándolo me llena de una gran alegría saber que él se siente más tranquilo, aunque por dentro sienta dudas de todo lo que ha hecho. —¿Estás cansada? Si deseas, puedes ir a tu departamento y organizar todo; pasaré por ti temprano. —No es necesario, yo puedo quedarme y pasar temprano a mi departamento. —No, ve, vuelve y descansa, pasaré por ti temprano —me dice dándome un beso en la frente. Tomo mis cosas saliendo del lugar me subo al ascensor dónde respiró profundo, aún no puedo creer que estoy casa con Lucas, todo esto será algo nuevo para mí, aunque no cambiarán mucho las cosas, ya que realmente no estamos casados, al estar en la entrada me despido de mis padres y subo en mi coche donde el chófer me lleva a mi departamento, al estar en él entro a mi habitación quitando mi vestido me suelto el cabello amarrándolo en una gran cebolla me coloco mi pijama más cómoda, voy a la sala donde enciendo mi estéreo colocando música para relajarme, tomo mi maleta llenándola de lo más necesario, al parecer para una mujer una sola maleta para mudarse por un año no es suficiente, tomando mis 3 maletas las lleno de mis cosas mientras bailo por el lugar, cansada puedo ver qué me llevo toda la noche en organizar todo, estoy bailando por la cocina mientras el olor a café recorre el lugar, tomando una tasa de café con extra leche me adentro a la sala cuando escucho el sonido de la puerta al ser tocada. —Un momento —digo descalza; con mi taza de café en la mano, abro la puerta donde Lucas se detiene mirándome fijamente. —¿Qué haces? —dice entrando al lugar—. Por las bolsas en tus ojos puedo ver que no has dormido nada. —¿Por lo menos ya estás lista? —dice mirándome enojado. —Sí, iré por mis cosas. —Digo dando un paso a la habitación, donde tomo mi abrigo mientras siento sus pasos dirigirse hacia mí. —Tú no aprendes, sabes que estar sin zapatos hará que te enfermes, desde que te conozco siempre ha sido igual —dice tomando mi maleta. —Si me conoces, sabes que siempre he sido la misma persona en todo momento. —Bueno, eso deberá cambiar; te pondré unas reglas al llegar a casa y esa será la primera. —Sí, señor —digo, formándome como un soldado, y puedo ver que sonríe mirándome mientras niega con la cabeza. —¿Entonces seré un soldado más en su régimen, teniente? —Tal vez, ahora suba al coche, soldado. —Sonríe al verme formarme, esperando su paso. —Deja de jugar, debemos ir a casa, debo cambiarme para ir a la estúpida oficina. —Dice con pereza. —¿Tienes que ir? Eres el jefe; si no quieres ir, no lo hagas. —Sabes que no puedo hacerlo —dice algo decepcionado. De camino a casa el silencio invade nuestro coche, al llegar puedo ver a los guardas espaldas tomar las maletas y llevarlas dentro a una habitación cerca a la de Lucas, donde me acomodo buscando mis cosas para ir a la oficina, entro a la ducha y lavo mis dientes, saliendo cepillo mi cabello tras secarlo lo envuelvo en una toalla mientras busco mi ropa, me coloco mi ropa interior y una medía pantis que acostumbro a usar, colocándome una camisa con mangas y escote con botones en mis senos, lo que dejo dos sin abotonar, colocándome una falda corta y unas botas negras hasta mi rodilla, viéndome hermosa me cepillo el cabello dejándolo suelto me coloco un hermoso lazo, maquillo mi rostro haciendo unas franjas de gato en mis ojos con un color oscuro llamativo, en mis mejillas un rosa suave y para finalizar, un color vino tinto en mis labios, me veo muy hermosa, la combinación del n***o con el color vino tinto me asienta muy bien, tomo si bolso de lado saliendo de la habitación. Al llegar a la sala, me sorprende al verlo; es la primera vez que lo veo vestido de traje, realmente se ve muy guapo, tanto que no puedo dejar de mirarlo. Observo las miradas de los guardaespaldas, a quienes les da órdenes fijas en mí, llamando su atención por completo. Lo veo girar a mi dirección, mirándome fijamente por varios segundos; se acerca poco a poco como si estuviera hipnotizado. —¿Qué? —Pregunto observando que me recorre con su mirada—. ¿Vamos? —vuelvo a preguntar señalando mi reloj que marca la hora y realmente estamos muy retrasados. —¿Tú siempre vas a la oficina así? —¿Así cómo? —preguntó dando una vuelta—. ¿Qué tiene de malo mi atuendo? —Me cruzo de brazos esperando su respuesta. —Nada, primero desayunemos y te acompañaré a la oficina. —No, no te preocupes, puedo irme sola; además, mi madre espera por mí para comer, así que cuídate, regresaré en la tarde. —Me acerco besando su mejilla como de costumbre y salgo apresurada. Robándome las miradas de los guardas espaldas al salir, me subo a mi coche conduciendo saliendo del lugar, voy en el coche escuchando música me adentro al centro para ir al restaurante, quedé con mi madre en vernos para desayunar como de costumbre, me adentro al lugar esperando que no llegue tarde como acostumbra, la veo a unas cuantas mesas de la entrada me acerco a ella besando su mejilla dándole un fuerte abrazo, nos sentamos es costumbre vernos los jueves no podemos faltar a vernos en el restaurante para pasar tiempo a solas solo ella y yo, platicando de todo lo que pasa en nuestras vidas, aunque la mía no es interesante como saber que mis padres desean tener un bebé, la noticia me deja muy sorprendida, tanto que me preocupa la salud de mi madre, aunque ella está feliz ya tiene 46 años y no es recomendable o es lo que he leído. —Hija, realmente, tu padre y yo queríamos que tú nos dieras la dicha de ser abuelos, pero has tomado la decisión de unirte a tu amigo para ayudarlos. Por mi edad no puedo tener un bebé, sería riesgoso y realmente quiero disfrutarlo, así que hemos decidido adoptar. —Dice muy feliz. —Madre, realmente estoy feliz por ti y por papá. —¿De verdad no te molesta la idea? —No, soy muy feliz por ustedes, quiero realmente apoyarlos en esta nueva aventura. —Antes el trabajo y la empresa nos quitaron la oportunidad de tener uno propio, pero hay más niños allá afuera en una casa hogar con ganas de tener una familia que los ame como nosotros te amamos, hija, aunque no perdemos la esperanza de que nos des nietos. —¿Nietos? Madre, sabes que mi situación no es la mejor ahorita; tal vez cuando todo esto termine yo pueda formar una familia. —¿Qué pasa si la terminas formando con Lucas? —¿Qué dices, madre? —Sí, que tú y Lucas son tan unidos. Desde pequeños vi en ustedes algo diferente; no sería malo que terminaran consumando su matrimonio. —No lo creo, madre, es mi mejor amigo, solo lo veo de tal forma; además, él ama a otra mujer. —Entonces sí, ¿te lo has imaginado?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR