—Es una sorpresa verte por aquí. Hace años que no te veía. Mi medio hermano se acerca con una sonrisa confiada y prácticamente resplandece. Su dicha es casi palpable. La chica a mi espalda contiene el aliento mientras que yo me debato entre matarlo o explorar esta extraña sensación. La intensidad de esos ojos colmados de preocupación siguen golpeándome y hace que mi pecho se sienta apretado, no me agrada esa sensación. —Me enteré de tu boda, así que decidí pasar a felicitarte —respondo estirando mi mano para responder al saludo. —Me alegra. Te envié razón con don Noé, pero él tampoco pudo asistir a la boda. ¿Cómo puede verse tan despreocupado a mi lado? Es verdad que no sabe que somos hermanos, pero el tiempo que compartimos de niños fue tan corto que me es imposible entender el mo

