Capítulo 12: No pienso ir contigo.

1575 Palabras
- Lo siento, pero no pienso ir contigo a ninguna parte, tomare un taxi y me iré a mi casa, chao. - dije para caminar hacia mi auto a buscar mi mochila. Estaba loco si pensaba que iría con él a no sé dónde, ya suficiente había tenido de el por un día, además de que habíamos quedado en alejarnos para siempre y eso pretendía hacer. Si me iba con él, aunque no quisiera terminaríamos contando más cosas sobre el otro, descubriendo y entendiendo porque hacíamos ciertas cosas o nos comportábamos de cierta manera. - Eileen no me hagas discutir contigo, no estoy de humor, vienes conmigo quieras o no. - dijo con un tono bastante duro. No me intimide ni nada, pero caí en cuenta que era verídico cada vez que pensaba que no lo conocía de nada, porque me estaba demostrando una faceta suya que no había visto jamás, y ok, no es como que lo conociera de hace mucho, pero no se parecía en nada al chico tímido y nerd que había aparentado cuando llego, era más que obvio que me estuvo engañando y todo esto no fue más que una simple actuación. Ahora la pregunta del millón era, ¿Por qué me estuvo engañando? No había que ser un genio para darse cuenta de lo obvio, porque aunque la situación ameritaba comportarse de una manera distinta, una conoce como es la persona en realidad cuando te muestra las dos facetas. - A mí no me intimidas, te dije que me voy. No quiero tener nada que ver contigo y quiero que estés consciente de ello. - dije totalmente molesta mirándolo desafiante, cuando tome la decisión de ayudarlo sabía que me traería consecuencias, pero no pensé que fuese a este nivel. - Ya te dije que no te lo pregunte, es una orden. - dijo para voltearse a ver un vehículo blanco entrar al estacionamiento. Me tomo del brazo sin darme tiempo a reaccionar y nos escondimos detrás de un muro. Mi espalda chocaba con la fría pared mientras él estaba delante mío, tan cerca de mí que podía sentir su respiración chocar con mi frente por la diferencia de estatura que teníamos. Sentí que el auto se detuvo un poco alejado de nosotros y digo lo sentí, porque solo él tenía acceso visual a esa parte del estacionamiento. Mi teléfono vibro en mi mano izquierda, era un mensaje de su padre. Le tope en un costado para que su atención estuviera puesta en mí y cuando lo logre, le enseñe la información. Salimos del escondite cuando comprobamos por el mensaje que era un hombre enviado por su padre y que en este auto Víctor se iba. - Este es el auto joven Víctor. - dijo el señor mientras le entregaba la llave. - Está configurado con la ubicación a la cual deben dirigirse. El lugar está ambientado para que su estadía sea confortable. Su padre le manda a decir que por favor se cuide y cuide muy bien a la señorita. ¿Alguna pregunta? - dijo y yo levante la mano. Ambos hombres me miraron como si fuese un bicho raro y no me prestaron la más mínima atención, solo continuaron con su conversación sobre lo sucedido y lo que sucederá más adelante. Yo por mi parte me encogí de hombros y continúe mi camino hacia la salida, necesitaba llegar a casa lo antes posible y tomar un taxi me dejaría muy expuesta; así que mejor pedía un Uber. Me emocione cuando me di cuenta que había uno a una calle y que llegaría inmediatamente, Diosito no se había olvidado de mi aun, feliz me puse a esperar mi Uber, eso sí, sin salir a la calle porque es mejor prevenir que lamentar. Mi teléfono p**o y supe que ya se encontraba en la calle, así que me dispuse a salir, pero alguien me lo impidió; ¿Por qué siempre debe haber un pero? - ¿A dónde crees que vas? - dijo. - ¿Cuántas veces has preguntado lo mismo? Ya cansas. - dije rodando los ojos. Me solté de su agarre e intente terminar de irme por tercera vez hasta que ya no sentí los pies en la tierra. - ¡Víctor White bájame en este mismo instante! - Grite enojada, me había cargado y me llevaba como costal de papas directo al Audi blanco que había enviado sus padres, porque la situación podrá ser desastrosa, pero los gustos caros son imprescindibles. Solo era medio flacucho, pero fuerza si tenía, porque con todo el movimiento que estaba haciendo por soltarme se suponía que debía bajarme, pero no, me tenía apresada como un guante. - ¡Abre la puerta! - le grito al hombre que no sé cómo se llamaba y en contra de mi voluntad me subió al auto. Aunque grite y patalee, ni el chapulín vino a mi rescate. Aseguro la puerta para que no saliera y rápidamente se subió en su lado para salir como alma que lleva el diablo del estacionamiento. - No puedo creer que hicieras eso, ¡YA HABIA LLAMADO UN UBER! - Dije mirándolo fulminante, si supiera que no fuéramos a morir ambos si lo asesinaba, pues ya lo hubiese hecho. Mi paciencia tenía un límite que ya él había superado al máximo y lo bonito de todo era que me había ignorado por completo, mis berrinches eran nulos para él, pues era como si yo no existiera. Todo el camino me la pase gritando y pataleando como una loca sacada o en este caso llevada al manicomio, pero no, el señor solo estaba concentrado en manejar y señores, para añadirle otro engaño, manejaba extremadamente bien, demasiado bien para mi gusto. Tendría que comprarme una libreta para anotar todas las cosas nuevas que descubría de Víctor cada día para así poder encajar piezas al final y descubrir quien en realidad era él. Llevábamos una hora y media conduciendo, ya me había tranquilizado porque sabía que de nada me serviría pelear o decir algo, pues una que no me prestaban atención y dos que ya estaba cansada y con hambre. Había hablado con la señora Manson y mi pequeño hermano, y no sé qué la madre de Víctor le habría inventado a Maggy porque esta no pregunto por qué no volvería a casa y lo agradecí infinitamente porque en lo que a mí respecta, yo tampoco sabría qué decir. - Tengo hambre. - dije luego de media hora más de camino. - Y no, ya no aguanto, llevo así desde hace más de cuarenta y cinco minutos. - termine completamente molesta. - Ya casi llegamos. - fue lo único que dijo y siguió conduciendo. La impotencia que sentía no me la quitaba nadie y no iba a perdonar este atropello que estaban teniendo contra mí en muchísimo tiempo. Era una persona que no estaba acostumbrada a tener hambre ya que mi estómago era sumamente sensible. Mis pensamientos se detuvieron en cuanto nos detuvimos frente a un enorme portón, ni siquiera le había prestado atención al camino por lo que no sabía bien ni en donde estábamos, al parecer mi inteligencia se había ido de vacaciones el día de hoy, porque solo a mí se me ocurre semejante chorrada. Víctor presiono un botón del auto y el gran portón empezó a abrirse, dándonos paso a la propiedad y cerrándose tras nuestra entrada. El largo camino al porche se me hizo casi infinito y debía reconocer que era una villa completamente preciosa, el camino antes mencionado estaba rodeado de frondosos árboles frutales de casi dos minutos antes de llegar a la casa de dos pisos, la cual también no dejaba nada que envidiar. El aura y la paz que transmitían este lugar eran impresionantes, aunque esto no quitaba el hecho de que estaba molesta por estar aquí en contra de mi voluntad. - ¿Piensas quedarte en el auto? - mire al indeseable como si fuese el mismísimo Voldemort y me desmonte como toda una diva dando un portazo. Entre a la vivienda como Pedro por su casa y me fui directamente a la cocina sin inspeccionar nada, ahora lo importante era saciar mi hambre. Abrí el refrigerador viendo todas las cosas que había para comer y me alegre cuando vi de todo, al menos en esto si se llevaron un punto a favor. Tome todo lo necesario para prepararme un sándwich al estilo Scobby y Shaggy, y cuando estuvo listo me senté en la mesa que había a comérmelo en paz; la primera mordida me supo a gloria y cuando por fin sacie mi hambre, salí a saciar mi curiosidad porque hace un buen rato que no había escuchado al indeseable. La planta baja estaba decorada de manera minimalista, llegaba a producir hasta aburrimiento verlo y eso que no era muy de decoraciones exóticas, la única foto que había en toda la estancia era una de los cinco integrantes de la familia, algo que llamo mi atención fue... Mi pensamiento quedo cortado cuando escuche la voz de Klaus sonar como eco en la casa, por lo que subí las escaleras a ver con quien hablaba; lo encontré en la habitación del fondo conversando por un teléfono inalámbrico. - Sabes que tenemos que mantenerla cerca, Eileen es la pieza. - dijo y no sé qué le dijeron al otro lado del teléfono, pues colgó enojado. ¿Cuál era la pieza en su ajedrez que yo componía?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR