Observando a su dulce chico bonito lidiar con su viejo teléfono camino a la agencia, Maxwell pensó que ya era momento de que le fuera viendo la posibilidad de conseguir un verdadero celular nuevo.
El problema estaba, en que era seguro de que Rhory le rechazaría totalmente el regalo por más que lo necesitara. Después de todo, había una clara diferencia entre un arreglo floral a un teléfono nuevo, que su dulce elegido simplemente no pasaría por alto.
¿Cómo hacer para dárselo entonces?
Era ahí el problema.
—¿Ya han decidido cuando se van a juntar con tus amigos? —indagó Max.
—Uh-uh —negó Rhory—. Asher tiene que hacer un espacio en su agenda y Maison con sus clases, pronto estará en periodo de prueba —contó—. Y aunque esté saliendo contigo, yo también tengo que ver un espacio entre las cl
