—¿Estás embarazada? —la voz de Valeria fue cautelosa. Obtuvo su respuesta al ver mi expresión—. No me digas que es del desconocido del club. Me mordí el labio mientras las lágrimas me nublaban la vista. —Creo que sí. —Mierda —nos quedamos en silencio un momento antes de que ella hablara otra vez—. No podemos estar seguras. Tienes que ir al médico. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste la regla? —No recuerdo bien. Tal vez hace seis semanas. —Eso no basta —Valeria se levantó—. Vamos. Tenemos que saber con certeza si estás embarazada o si es otra cosa. La seguí a la clínica con la cabeza gacha como una adolescente embarazada. No es que yo estuviera en mejor situación. Tenía veintidós años y apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir. ¿Cómo se supone que iba a cuidar a un bebé si realme

