No he dormido ni un minuto. Zanoah respira profundamente mientras yace en mis brazos en el sofá. Lo hicimos dos veces más antes de acurrucarnos juntos. En mis brazos, ella descansa con su pecho sobre mi cabeza. Mi chaqueta la cubre para protegerla del frío.
He estado acariciando su espalda durante lo que parecen horas, y estoy seguro de que en algún momento me quedé dormido, pero ahora estoy mirando el techo con una sensación de pánico apoderándose de mí.
La sacudo suavemente.
—¿Zanoah? Zanoah, despierta. Son como las cinco de la mañana. Vamos a llevarte a casa.
Ella se desenreda de mí con sueño y comienza a buscar su ropa. Está hecha un desastre, y es tan linda que aumenta mi pánico.
Llamo a Doriav y luego me visto. Para cuando estamos listos, él ya está allí, gruñón por haberlo desp
