Campanas de boda y risas felices. Un ramo colorido y trajes oscuros. Hombres altos, labios serios, ojos azules, cabello oscuro; similares en todas partes, pero solo él se destacaba. Se veía tan pecaminosamente apuesto con un traje n***o y una corbata negra perfectamente anudada alrededor de su cuello. Era tan deliciosamente atractivo que quería abalanzarme sobre él en cuanto tuviera la oportunidad. Me observaba, sin apartar la mirada de la mía, incluso ahora mientras bailaba en círculos con Zanoah, Sofia y Isabela. Y no solo antes en la iglesia. La intensidad de su mirada ardía en mi piel cuando estábamos en el altar intercambiando nuestros votos de por siempre y para siempre. —Prometo estar allí… —Nunca dejar tu lado. Lancé el ramo sin pensar hacia un grupo de rubias pálidas en la es

