—No estuviste en la gala—. Pavel no levantó la vista de su teléfono, pero al menos me dio una respuesta que no era mucha explicación. —No estuve. —¿Por qué? —pregunté, con la furia subiendo por mis venas. Mis hermanos sabían cuánto odiaba eventos superficiales como las galas y todas esas cosas que hacían las élites para presumir su riqueza, y sin embargo él me había mentido y me había hecho pasar toda la noche aguantando a Gala. Esa chica era un parásito. Un maldito gusano sanguíneo con una lengua tan desagradable como su personalidad. No me importaba si una mujer tenía un carácter tan venenoso como una víbora, siempre que su boca sirviera para algo útil. —¿Conociste a la hija de Alessandro? —Sí. Era un estorbo. Su interés pareció despertarse. Metió el teléfono en el bolsillo y se ec

