10- Conciendo a los padres. Parte 2

1907 Palabras
Libby  Mientras entramos, Norm me toca el hombro, —Buena suerte— susurra. Eso no inspira mucha confianza. La señora Sterling nos recibe en la puerta. —¡Emmett, cariño! Estamos tan felices de que hayas llegado— Ella lo abraza con tanta fuerza que casi le rompe los huesos, lo que le da a Emmett una excusa para soltar mi mano. Mi piel todavía se siente ardiendo donde la tocaba. Tiemblo y me digo a mí misma que es solo el aire de la noche. —Y tu debes de ser Libby— dice la señora Sterling con entusiasmo. —¡Pasa, pasa! Hemos oído hablar mucho de ti— ¿Cómo que? Quiero preguntar, pero me muerdo la lengua, sabiendo que es algo que se supone que dicen los padres, incluso si no han oído ni una palabra sobre la nueva novia que aparece en su puerta. —Gracias por invitarnos— le digo. —Le dije a Emmett que deberíamos haber traído vino o algo así, pero insistió en que no era necesario…— —No te preocupes, siempre traemos una caja de casa cuando los visitamos— interviene una nueva voz. —Nada como los franceses para el vino— El señor Sterling se acerca a grandes zancadas, con la mano extendida como una caricatura de un hombre de negocios demasiado amigable. Me estrecha la mano tan fuerte que juro que se disloca el codo. —Pero creo que tendremos que disfrutar del champán esta noche. ¡Felicitaciones! — —Me estás tomando el pelo, ¿verdad? — una sombra aparece en la escalera. Debe de ser Samantha; su barbilla y boca se parecen a la de Emmett, aunque sus ojos son más grandes y sus pómulos más separados. Ella esta con el ceño fruncido, los brazos cruzados sobre su sudadera con capucha y pantalones deportivos de la Universidad de Columbia. La amo al instante. —Si trajera a casa a un marido cualquiera del que nadie hubiera oído hablar, nos encerrarías a los dos en la casa hasta que Anthony viniera a anular el matrimonio en el acto— Sam baja a grandes zancadas el resto de la escalera para mirarme con el ceño fruncido. —Sam— advierte Emmett, pero ella simplemente le devuelve la mirada con el ceño fruncido. —No, esto es ridículo. ¿Cómo es que él puede hacer lo que quiera, pero si yo hago algo mucho menos salvaje, te asustas? Eso es una tontería patriarcal— —Uf, Eso es, chica— respondo antes de poder pensarlo mejor. Ahora Emmett me mira fijamente, mientras que Sam me observa con una nueva expresión. Cautelosa, tal vez un poco menos hostil. —Gracias, pero no necesito refuerzos para reprender a mi propia familia, desconocida— con eso, pasa furiosa junto a nuestro grupo y se adentra en la casa. —Lo siento— la señora Sterling sonríe con cansancio. —Está enojada porque la sorprendí en medio de donar nuestra bajilla de boda al Goodwill cuando llegamos a casa la otra noche— —¡No es como si la usaras! — grita Sam desde fuera de la vista. La señora Sterling me toca el codo y me guía suavemente hacia el comedor. La mesa ya está puesta con cinco cubiertos. Alguien incluso dobló las servilletas en forma de corazón sobre los platos, claramente destinados a mí y a Emmett. —Hablando de porcelana, ¡eso me recuerda! — la señora Sterling me da un ligero codazo. —¿Dónde están registrados? ¡Todavía no hemos enviado ningún regalo! — El padre de Emmett nos sigue, con Emmett cerrando la marcha. —¿Y qué hay de mi sugerencia de la otra noche, Emmett? Ustedes no tuvieron una gran celebración de boda, pero seguramente aún podemos organizar una recepción— —Solo algo pequeño. ¿Digamos, solo familiares y amigos cercanos? — Los ojos de la señora Sterling se iluminan. Sam entra dando pisotones desde la cocina, comiendo helado de un bote. —Tiene como doscientos amigos íntimos. Por no mencionar a todos los primos por parte de la tía Betty…— Siento que me arde la cara. Intercambio miradas de pánico con Emmett. No mencionó que sus padres querían organizarnos una recepción. Y la idea de recibir regalos de toda su familia y amigos por una boda falsa…Se me revuelve el estómago. —Oh, no, los regalos no son necesarios— digo al mismo tiempo que Emmett habla. —Nos fugamos porque no queríamos armar un gran escándalo— —¡No seas tonto! — la señora Sterling chasquea la lengua mientras todos tomamos asiento. El señor Sterling le murmura algo a Sam sobre el helado, que ella ignora deliberadamente. —Tenemos que comprarte algo. tal vez un bonito juego de copas de vino; Emmett solo tiene vasos de whisky y cerveza en casa, típico soltero— se ríe entre dientes. Piensa rápido, Libby. De lo contrario, terminaré con una casa llena de porcelana cara que ni siquiera puedo donar al Goodwill. Vuelvo a tomar la mano de Emmett, apretándola con fuerza. —De verdad, señora Sterling, Emmett es todo el regalo que necesito. No quiero nada más. Soy, eh…minimalista— Emmett apenas contiene un resoplido. Al otro lado de la mesa, Sam simula vomitar con su cuchara de helado. Pero el padre de Emmett prácticamente se derrite. Nos sonríe radiante, luego a su esposa, y luego de nuevo a nosotros. Se ve tan abiertamente feliz que la culpa en mi estómago se intensifica. Oh, Dios, piensan que soy el alma gemela de Emmett o algo así, cuando en realidad… El señor Sterling abre la boca, y puedo sentir que viene el discurso sentimental del padre del novio, así que intervengo rápidamente. —¡Pero si realmente quieres comprar regalos! Puedes consentir a tu nuevo nieto! — me río, pensando en Roger. Por supuesto, no han oído hablar de Roger. Sam gira la cabeza hacia su padre y dice. —¡Te lo dije! — La señora, Sterling emite un sonido de ahogo, como si el agua se le hubiera ido por el desagüe equivocado, y lucha por aclararse la garganta. Mientras tanto, Emmett me pisa el pie, con los ojos muy abiertos cuando se encuentran con los míos. Oh, mierda. —No está embarazada— dice, al mismo tiempo que mi cara se pone roja como un tomate. —¡Me refería a mi gato! — Ahora toda la mesa se queda mirando. No ayuda con el tema del sonrojo. —Eh, nuestro gato quiero decir. Emmett se ha encariñado mucho con Roger, la verdad. Los encuentro abrazados todo el tiempo, y Emmett lo mima, le da de comer todas sus comidas…— Le dedico una amplia sonrisa a Emmett, dejando que la punta de mi dedo se detenga en su mejilla. Tiene una sonrisa tranquila fingida, pero sus ojos son todo menos eso. Están llenos de fuego irritado. Lo que solo me ánima más. —Dijo que nunca supo que era una persona de gatos hasta que me conoció. Ahora quiere tener otro. Estamos pensando en tal vez uno o dos más para empezar, ver cómo se llevan con Roger. Por supuesto, si compráramos la unidad abajo, podríamos recoger gatos del refugio también, tener una casa llena… —Mi sonrisa se ensancha. Debajo de la mesa, Emmett me pisa los dedos del pie ligeramente. Presiona en señal de advertencia. —Creo que lo que dije, cariño, es que amo tanto a Roger que desearía poder clonarlo. Pero como no puedo, y como parece disfrutar de su vida como hijo único, siendo mimado por dos padres amorosos ahora…— —Pensé que odiabas los gatos— interrumpe Sam. Nos mira con los ojos entrecerrados. —El amor te cambia— El señor Sterling suspira felizmente. —Denise, ¿recuerdas cuando nos conocimos y te dije que nunca podría irme de Nueva York? — —Es cierto— La señora Sterling mira a su esposo y sonríe. —Le dije que quería vivir en el extranjero y él dijo que era demasiado hogareño. ¿Lo creerías? ¡Nunca habíamos visitado Paris antes de que fuéramos para nuestro primer aniversario! — —En realidad, Roger fue quién nos unió— digo, animándome. —Estábamos los dos en el bar Freddy’s en Brooklyn y me acerqué a hablar con él porque Emmett llevaba una adorable camiseta de gato— —Como un reto— interrumpe Emmett, sonriendo con los dientes apretados. —Lo cual, por supuesto, le conté cuando empezó a decirme lo bien que me quedaba— —Pero luego le mostré fotos de Roger, y dijo que parecía el gato más adorable del universo, y eso empezó a cambiar su opinión sobre su postura anti-gatos— retomo. —Entonces, ¿estás diciendo que te fugaste porque mi hermano se enamoró de tu gato? — Sam junta las manos bajo su barbilla y me mira fijamente con una mirada intensa que me sorprende que la verdad no salga de mi boca por si sola. Esta chica será una gran reportera algún día. O una aterradora. Tal vez ambas. —Obviamente, el gato fue solo un extra— Emmett cruza miradas con su hermana, y una conversación tacita entre hermanos pasa entre ellos, llevada a cabo enteramente con inclinaciones de cabeza y cejas bajas. Entonces Emmett pone una mano en mi hombro, sus dedos rozan mi piel desnuda de una manera que estremece. —Ahora que todos han conocido a Libby, estoy seguro de que está bastante claro…— se gira para encontrarse con mi mirada. Esta es quizás la vez que nos hemos sentado más cerca el uno del otro, gracias a la incómoda ubicación de su madre en la cena de pareja. Puedo sentir su aliento cosquilleando mi mejilla mientras percibo el aroma de su colonia, algo a roble que me sube directamente a la cabeza y el resto del comedor se desvanece. —No podría haber esperado ni un día más para asegurarme de que esta mujer siguiera siendo parte de mi vida— dice, mirándome con una estúpida sonrisa embelesada. Y es falso, sé que es falso, pero por esa fracción de segundo, no puedo evitar la forma en que reacciona mi cuerpo. Mi corazón acelera su ritmo y se me corta la respiración. Siento que mis labios se separan, mis pupilas se dilatan. Bueno, no puedo sentirlas dilatarse, pero lo hacen. Seguro. Debería decir algo, desbordarme de elogios sobre él, pero todas las palabras que normalmente suelen acumularse en mi lengua desaparecen, y de repente he olvidado por completo como hablar. —Fue un romance de película— dice Emmett y guiñe un ojo, antes de soltar mi hombro. Me río por lo bajo, sacudiendo un poco la cabeza antes de volver a mirar la mesa, con la cara más caliente que nunca. Dios mío, podría estar sonrojándome de verdad por mi marido falso. Cuando levantamos la vista, todos nos están mirando. el señor y la señora Sterling tienen amplias sonrisas de alegría. Ni siquiera Sam hace un comentario sarcástico, al menos no en voz alta. Simplemente pone los ojos en blanco. —Ustedes dos son los más lindos— dice la señora Sterling con entusiasmo. Le echo otra mirada a Emmett y lo veo haciendo lo mismo conmigo: nuestras sonrisas son más cómplices que otra cosa. Pero debo decir…que no estoy en desacuerdo.
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