Libby
Me apoyo en la barra y cuento mis propinas. Cerca de allí, Corey vierte algo en una copa de coctel y me la desliza.
—Ya tuve mi obsequio del día— le recuerdo.
Los altos mandos aquí son bastante estrictos con las reglas de un obsequio por empleado por día. Y yo creo que todos sabemos que está pensado para pedir un sándwich durante el descanso, no para tomar un coctel para lidiar con una mesa especialmente difícil de gente de la alta sociedad. Por suerte, a veces la gerencia no está mirando.
Y el camarero residente de Corey, y tambien el salvador que me consiguió este trabajo hace dos meses cuando el restaurante donde había estado trabajando como anfitriona, cerro inesperadamente, acerca la bebida.
—Esto no cuenta. Es una receta nueva con la que estoy experimentando. Necesito comentarios de cata para asegurarme de que es lo suficientemente buena como para incluirla en el menú del próximo mes—
—Claro, eso suena probable— sonrió con sorna. Aun así, tomo un sorbo. No tiene sentido dejar que un buen alcohol se desperdicie. Es un poco más dulce de lo que me gusta normalmente, pero tiene un toque ahumado que lo equilibra bien.
—Mmm, ¿tiene whisky? — Miro la bebida transparente, confundida.
Q—Mezcal. Acabo de recibir una caja entera de esta nueva destilería en México que está tratando de atraer proveedores—
—Me gusta— tomo otro sorbo, más largo, luego dejo la bebida a un lado y termino de contar.
Hoy termino siendo un día un poco lento, pero ¿Qué más se puede esperar de un día laborable? No llevo aquí el tiempo suficiente para ganarme un puesto de los mejores turnos de la noche y fines de semana. Al menos gane lo suficiente para cubrir la factura del alquiler que vence el próximo lunes. Y poder comer algo más que ramen instantáneo.
Podría, por ejemplo, permitirme un buen ramen. Aun así, no puedo evitar quejarme.
—Esto ni siquiera me ayudará a reducir mis prestamos estudiantiles—
Corey suspira con compasión. —Nunca deja de sorprenderme lo poco que dan de propina los ricos—
—Porque nunca han trabajado en un empleo de servicio en toda su vida— me froto la nuca y me quejo, luego me termino el coctel. —No entiendo. Si tuviera tanto dinero, querría ayudar a la gente que está en una posición más baja—
—Por eso mismo tú y yo nunca seremos ricos— Corey se rie, —Haríamos algo estupido como regalarlo todo inmediatamente—
Resoplo. —Si que recibi una buena propina de la mesa doce—
Solo pensar en mi interacción con este trío de chicos ricos, mimados y malcriados hace que mi pulso se acelere de nuevo. Bien, si, eran guapos. El chico que intentaba comprar una cita, especialmente. Pero en ese sentido de “Me criaron con la comida más sana y sofisticada que el dinero puede comprar y probablemente me hice cirugía plástica a los doce años para tener los pómulos así de afilados” Eso, o su madre es modelo. Su padre probablemente sea un multimillonario poco atractivo y juntos crearon un niño que es atractivo y rico. ¡Genial!
Entonces me doy cuenta. > Posiblemente. Aunque probablemente no. solo que, estadísticamente tal vez
De todos modos, nada de eso cambia el hecho de que intentó comprarme. ¿Cómo si debiera estar en venta porque trabajo en un empleo de servicio? Sea buen cliente o no, claramente no nos ve a los camareros como seres humanos reales.
—Hablando de la mesa doce, nunca creerás lo que me preguntaron esos tipos— Busco en mi delantal la tarjeta de presentación que dejo debajo de su plato. No contiene nombre, ni cargo. Solo un número de teléfono y un garabato en el reverso, lo cual, para que conste, es espeluznante. ¿Quién tiene tarjetas impresas solo con su número de teléfono? Tipos raros y asesinos en serie.
De nuevo, probablemente. Si alguien hiciera un estudio, probablemente seria cierto.
Miro la tarjeta antes de dejarla en la barra frente a Corey.
En caso de que lo reconsideres.
—Cinco mil dólares para almorzar con uno de ellos. El del pelo oscuro, con aspecto un poco taciturno…—
A Corey se le cae la coctelera que tiene en la mano. El líquido se derrama por la barra y maldice, agarrando un trapo para limpiarlo. —Espera, espera. ¿Mesa doce, quieres decir…? — mira hacia la mesa ahora vacía. —Emmett Sterling? —
Me encojo de hombros. —Mason Anderson fue la tarjeta con la que pagaron. No sé quién es quién—
Corey gesticula con impaciencia. —Mason es el tipo de fondo de cobertura de mandíbula cuadrada. Lástima que sea heterosexual, por cierto, es mi tipo. No sé exactamente a quién te refieres. Reconocería a Emmett Sterling con los ojos vendados en un club nocturno lleno de gente. Emmett. Sterling. ¿Te ofreció dinero para almorzar con él? —
—¿Por qué sigues diciendo su nombre así? — me rio.
—¿Por qué no lo reconoces? — Me golpea con el borde de su trapo. —Chica, iría a ese almuerzo gratis, no a cambio de dinero contante y sonante. Emmett es el soltero más codiciado de la maldita ciudad. Mas rico que el pastel de queso con una cucharada de Bezos y Gates espolvoreado por encima—
—¡Ewww! — respondo. —¿Por qué arruinaría un pastel de queso perfectamente bueno añadiéndole una pizca de imbécil rico y privilegiado? —
Corey pone los ojos en blanco. —Solo me refiero a que su nivel impositivo es el mismo que el de ellos, no a su personalidad—
—Su personalidad no puede ser tan fantástica, o no necesitaría comprar una cita— Recojo mis propinas, le doy el resto del dinero a Corey para que lo añada a la recaudación del restaurante y tomo mi abrigo del respaldo de la silla, dejando la tarjeta de presentación de Emmett en el mostrador.
—Hey— la voz de Corey me detiene. —¿No te estabas quejando conmigo de los pagos de la matricula? Piensa en el gran impacto que cinco mil dólares podría tener en eso—
Hago una pausa, con una mano en el respaldo de la silla y la otra todavía aferrada a mi abrigo. Tiene razón. Pero ¿de verdad vale la pena pagar una parte de mi deuda estudiantil, que no deja de crecer, a cambio de aguantar un almuerzo humillante en el que un tipo rico y guapo se excita comprándome? Alardeando que tiene tanto dinero que puede atraer a cualquier chica en quiebra que quiera…bueno, supongo que solo es una comida gratis a la que me está atrayendo. Pero, aún así.
Es decir, todo el asunto obviamente tiene que ser de naturaleza s****l de alguna manera. Incluso si jura que no me pediría que hiciera nada sexy. Tal vez, como, le excita mostrar control sobre nosotras, las humildes campesinas, o lo que sea.
Corey, imperturbable, se inclina hacia adelante para mirarme a los ojos. —O piensa en cuantos turnos podrías permitirte faltar mientras empiezas tu tesis. Podrías usar esos cinco mil dólares para comida y alquiler futuros y no tener que preocuparte por estar aquí todos los días flojos de la semana—
Me muerdo la mejilla. Solo pensar en cómo voy a equilibrar el trabajo con mi inminente tesis de maestría es suficiente para provocarme un leve ataque de pánico algunas noches. Estoy en mi último grado de la maestría, a punto de graduarme con un título en trabajo social clínico. Una vez que lo haga, finalmente podre dejar atrás el trabajo de camarera y concentrarme en obtener mi título.
Trabajo social clínico es un trabajo duro, pero estaré haciendo trabajo real. No solo apostando con un montón de números en el mercado de valores en una pantalla o lo que sea que haga este tipo de Emmett y sus amigos para ganar millones.
Pero para alcanzar mi meta y graduarme, necesito escribir una tesis final estelar. Y basándome en lo difícil que ha sido equilibrar mi carga académica regular con el trabajo, será casi imposible lograrlo. Escribir no es precisamente mi fuerte, y mi asesor de tesis, que no aprueba trabajar y estudiar al mismo tiempo, ya me ha advertido repetidamente sobre la concentración que necesitaré.
Se me revuelve el estómago.
La expresión de Corey se suaviza ante el pánico latente que lee en mi rostro.
—Búscalo en Google. Puedes ver si hay algo turbio en los tabloides, al menos. Si se trata de alguna perversión extraña, sabes que alguna conquista anterior suya se lo habrá contado a un columnista de chismes en algún momento—
Con un gemido, me dejo caer de nuevo en el taburete. —Bien— Saco mi iPhone 7 roto del bolsillo.
Al verlo, Corey emite un pequeño sonido gutural que decido ignorar. Escribo Emmett Sterling y me desplazo. Definitivamente es él. reconocería la proporción entre sus pómulos y su mandíbula en cualquier parte. Por no mencionar sus ojos. Se ven casi negros en las fotos, pero en persona, tenían un aire tímido. Cada vez que cruzaba su mirada, era como si compartiera una broma privada conmigo.
Me doy cuenta, molesta. Ya estás idealizando a este tipo, Libby? Mejor súbete a una furgoneta que anuncia cachorros gratis>>
Pero no encuentro nada sospechoso, lo cual, en internet, es mucho decir. En cambio, hay foto tras foto de el en cenas benéficas de aspecto aburrido o artículos de negocios con una foto suya en una conferencia. Si hago clic un poco más y busco un poco más, hay fotos de él esquiando en los Alpes o haciendo senderismo en algún acantilado panorámico sobre una playa, acompañado por varios miembros de su atractivo grupo de chicos de mandíbula cuadrada, ricos y mimados. Reconozco a sus amigos en una foto: Mason Anderson y Dorian Moore.
Hacer clic en la foto de Mason lleva a mucho escandalo: rupturas, aventuras y romances con mujeres casadas. Pero Emmett parece impecable. De hecho, sospechosamente impecable.
No encuentro ninguna pista de que haya sido acusado de algo sórdido. Pero en realidad, eso no prueba nada. Siempre hay una primera vez para un comportamiento sórdido. Por lo tanto, podría tener intenciones sórdidas y haberme elegido como su primera víctima sórdida. Bien, eso es exagerar. Y mucha sordidez. Pero cuando vuelvo a dejar mi teléfono. Corey me está sonriendo con malicia.
—Como dije—
—No hay manera de que no tenga algunos esqueletos en el armario— digo. —Tiene que haber pagado a alguien par que borrara su presencia en línea, o…no se. chantajeo a todas sus ex pervertidas para que guardaran silencio—
—Eso, o tiene los cuerpos enterrados en jersey— Corey sonríe, y yo resoplo, en contra de mi mejor juicio. —Mira, si realmente te da mala espina, no vayas—
—No me la da— admito. —Ese es el problema—
—¿Entonces el problema es que no hay problema? —
Mirando la expresión perpleja de Corey, me doy cuenta de que tiene razón. Varias razones buenas, de hecho. Gimiendo, guardo mi viejo y agrietado teléfono.
—Bien, iré a la cita. pero pediré dos platos principales y me llevaré uno a casa. y si me asesinan, tú serás quién tenga que explicárselo a mis padres, ¿entendido? —
Corey se ríe. —Trato hecho—
—Excepto que en realidad…— lo pienso. —Si me asesinan y tienes que explicárselo a mis padres, ¿podrías mentir? Odiaría que pensaran que me asesinaron por creer que un tipo rico quería pagarme cinco mil dólares para almorzar. Inventa algo mucho mejor que eso, ¿quieres? —
Corey sigue negando con la cabeza mientras me despido con la mano y me voy. Pero cuando por fin consigo un asiento en mi vagón de metro, normalmente lleno, no puedo evitarlo. Saco mi teléfono del bolsillo y recorro las fotos de nuevo. Me decido por una de Emmett con el brazo alrededor de una mujer mucho mayor, ¿quizás su abuela?, sonriendo a las cámaras en una gala de premios. Mi mirada se detiene en su sonrisa. La calidez genuina en sus ojos.
Quizás esta cita no es una pesadilla completa.
Cierro la ventana de búsqueda y abro una ventana de texto en blanco.
Libby: Así que…He pensado en tu sugerencia…