6. Otros Ojos

1309 Palabras
Llegamos al lugar que se encontraba abarrotado, me preguntaba si nos dejarían entrar. Aunque mi duda no duró mucho porque Diana se acercó a uno de los cadeneros, le dijo algo al oído y nos dejaron pasar, eso fue ¿genial? El lugar por dentro era muy animado, la música llenaba el lugar, las luces cegaban un poco y había muchas personas bailando en el centro, el lugar no estaba lleno afortunadamente –¿Que quieres beber?— Diana se acercó a mi –No lo sé, no tengo mucho conocimiento, te lo dejo a ti— la chica sonrió y caminamos hacia la barra Diana pidió dos bebidas y me extendió una de ellas –Es un Mai Tai, espero que te guste— Agarré la bebida y le di un sorbo, la mezcla de sabores se deslizó por mi garganta –No tengo idea de que tenga, pero sabe muy bien— Diana sonrió —¿vienes muy seguido?— –¿lo dices por lo que pasó en la entrada?— ladee mi cabeza —Trabajar en K&E hace que conozcas mucha gente poderosa— la miré extrañada —Y a veces solo tienes que aprovechar la oportunidad— Entonces ¿era verdad lo que decían de ella? –N-no te entiendo— –Lo entenderás algún día— Diana me volvió a sonreír No dije nada más, preferí beber lo que tenía en mi mano. Cambiamos de tema y hablamos de otras cosas. La conversación fluía entre nosotras, algunas veces íbamos a la pista y después regresábamos por más bebidas, el alcohol ya estaba en mi sistema y me sentía relajada. Pude observar como un hombre realmente atractivo se acercó a nosotras, tenía un traje impecable y una sonrisa encantadora –Parece que se divierten ¿Puedo unirme?— habló con una sonrisa en su rostro Diana lo analizó antes de sonreírle de vuelta –Depende ¿eres de los que presume cuánto dinero tiene en su cuenta bancaria o de los que realmente saben pasarla bien?— me sorprendí por la respuesta y el hombre se carcajeo –Definitivamente lo segundo, y puedo demostrarlo— Solo podía observar como interactuaban, el hombre desconocido estaba confiado, me gustaba su confianza, no era tan pesado como la actitud arrogante de ciertas personas –¿Siempre tan seguro de ti mismo?— finalmente hablé –Solo cuando vale la pena— se encogió de hombros Su comentario me sorprendió pero en vez de sentirme incómoda, solo hizo que me intrigara más, quizás era el alcohol –¿con quién tengo el gusto?— –Nathaniel pero puedes decirme Nate— –Ahora regreso— Diana se alejó de la barra –Seremos tu y yo ahora, Señorita desconocida— sonreí –Sophie y puedes decirme cómo quieras, no tengo un apodo— Nate sonrió con su encantadora sonrisa –Muy bien, sin apodo— me reí —Tengo el presentimiento de que no eres de por aqui— –¿Es tan obvio?— –Reconozco todo San Francisco— –¿Ah si?— el hombre asintió con una sonrisa —Pues tienes razón, Señor San Francisco, no soy de aquí— –¿De dónde tengo el gusto?— –Canadá— –Un poco lejos, ¿que haces aquí? si no te molesta responder, claro— –Queria reinventarme— tomé de mi bebida —Algo nuevo— –Nuevas experiencias, salir del nido— ladeó su cabeza —Te entiendo— La noche siguió tranquila, estar hablando con Nate era algo relajante, convivir con alguien que no estaba relacionado al trabajo era algo que necesitaba. Estuvimos bebiendo y riendo hasta que observé que Diana ya está muy ebria, decidí que era momento de irnos. Nate se ofreció a ayudarme con mi acompañante ya que ni siquiera podía estar de pie –Listo— dijo mientras se enderezaba –Te lo agradezco mucho Nate— –Gracias a ti, me hiciste pasar un rato increíble— ambos sonreímos –Creo que... debo irme— Tomé las llaves del coche de Diana y estaba dirigiendo a la puerta del piloto cuando sentí una mano tomar mi brazo –Podrias... ¿Darme tu número?— lo examiné un segundo –Que tengas buenas noches, Nathaniel— El hombre pareció entenderlo y soltó mi brazo, dejándome ir –Buenas noches, Sophie— sonrió antes de retirarse Tenía el presentimiento de que esto solo era el inicio.... ... La mañana llegó, el ruido en la cocina hizo que me despertará de golpe, cuando me recuperé, recordé que Diana se había quedado a dormir aquí Con pereza, me levanté de la cama para dirigirme a la cocina, Diana se encontraba sentada en el sofá con una taza en mano –Buenos días— saludé mientras me sentaba a su lado –Buenos días...— saludó de vuelta con una voz algo ronca –¿Estás bien?— –Me recuperaré— sonrió —¿Y tú?— –Supongo que bien— –¿Que pasó con ese chico?— Diana me dio un suave codazo –No se de qué me hablas— intenté evadir la pregunta –Si claro, estaba borracha pero logro recordar las cosas— –No sucedió nada— –Esa sonrisa no me dice lo mismo— –Lo digo en serio, solo hablamos... aunque me pidió mi número— –¿Enserio? ¡Que suerte tienes!— –¿Suerte? ¿Porqué?— –Por su vestimenta y por estar en el lugar en donde estábamos, debo imaginar que es alguien con dinero— bebió de la taza —Que alguien así se fije en ti... es todo un regalo— –En realidad, no me interesa— Diana casi escupe lo que estaba bebiendo –¡¿Que dices?!— –Hay cosas más importantes que el dinero— –Sophie, vivimos en la ciudad, en San Francisco, aquí lo que más importa es el dinero— –No tendré dinero pero no pienso dejar que jueguen conmigo solo por ser el capricho de los ricos— Diana se quedó callada... ¿Esto la afectó? Los rumores sobre ella y las anteriores asistentes, hicieron que la duda se sembrará en mi cabeza, quería preguntarle... Pero sentía que no debía hacerlo, me estaría metiendo en territorio desconocido Dejé esos pensamientos de lado y decidí salir de ahí, necesitaba un baño para relajarme después de la noche anterior. El nombre de Nathaniel rondaba por mi mente... había muchos Nathaniel en la ciudad y supongo que había otros muchos Nathaniel que sean millonarios, si no tengo su apellido... no encontraré nada Pero había algo en él que me era familiar, esa forma de sonreír... la manera en la que me miraba, incluso en su forma de hablar, todo eso me decía que lo conocía en algún lado, pero no tengo idea de dónde Nathaniel, Nathaniel, Nathaniel Entre más intentaba dejarlo de lado, él solo se enterraba más en mi mente, era molesto. Nathaniel... ¿Hice mal en no darle mi número de teléfono? ¿Si se lo hubiera dado no tendría estos pensamientos? Necesitaba aclarar mis pensamientos. El baño no sirvió de nada ya que solo hizo que ese hombre se quedará más en mi mente. Cuando me dirigí a la sala, ya no había nadie, Diana se había ido, cómo si me hubiera leído la mente, hubo una vibración en mi teléfono Diana C. "Tuve que irme, gracias por dejarme dormir en tu casa Xoxo" Entonces no tendría problema de salir a caminar un poco Me cambié de ropa a una más cómoda y salí de casa. Empecé a caminar en los alrededores, intentando distraerme, cosa que funcionaba, pero solo un poco. El nombre de Nathaniel seguía ahí ¿Quién eres ese hombre?
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