4 Zenos —Suficiente, Barek. —Astra levantó la mano y le hizo señas para que estuviese detrás de ella. Él obedeció, pero no sin antes fulminar con la mirada a la mujer cuyo aroma me acababa de enjuagar de mi m*****o. Astra se tomó su tiempo estudiando a la teniente, la mujer de la Coalición que había follado tan duro que debía preguntarme cómo podía caminar con tanta firmeza. Sin duda su coño estaba dolorido. Pensaba que, si le bajara esos pantalones, la vería mojada, dolorida y cubierta con mi semen. —Te ofrecí un asiento porque soy considerada, querida, pero puedes estar parada si lo prefieres. —La voz de Astra era tranquila. Incluso simpática. Todo era una mentira. —Lo prefiero. Gracias. —Y supe que las palabras de la mujer también eran falsas. Ella no estaba agradecida. Estaba calm

