Capítulo 2

867 Palabras
Damon White POV's Me encuentro sentando en mi despacho de la mansión, algo así como mi oficina personal donde me encargo de cosas personales, o simplemente me siento a pensar, tengo otra en la casona que se encuentra al lado de la mansión, ahí es donde se queda la mayor parte de la manada, es como una urbanización muy espaciosa. El resto tienen sus hogares aparte, ahí tengo mi oficina para asuntos de trabajo que tengo como Alpha de nuestra manada "luna escarlata", me encargo de relaciones con otras manadas, Rogué's, y mantener a vampiros fuera de la zona. En la mansión ha vivido mi familia por centenares de años, toda una generación de Alpha´s y sus familias se encuentran en las paredes del despacho, mi tatarabuelo y su luna, mi bisabuelo y su luna, mi abuelo y su luna, mi padre y su luna, y... Dejo de nombrar mentalmente y veo el espacio vacío en la pared esperando por un retrato de mi familia, suspiro, tengo 22 años y con tristeza sigo sin encontrar a mi mate, me quedan solo unos pocos meses para que pueda encontrarla y sigo sin poder localizarla, no quiero ser el primer Alpha de nuestra manada sin tener a su luna, me niego rotundamente. jamás, me resignaré a eso, y juro que cuando la encuentre no la dejaré ir jamás de mi lado, como todo Alpha que soy, suelo ser muy posesivo y sobre protector, es como un instinto, pero es que vamos, tengo toda una vida esperando al amor de mi vida y mi alma gemela, cuando la encuentre será únicamente para mí, así somos los Alpha´s y según mi hermana menor Larissa dice que soy muy celoso, ni pensar como seré con mi adorada mate. Siento que se quiere abrir un link, de seguro es mi beta. •Link• -Alpha, nos estamos encargando de unos vampiros que estaban por la zona, ya los exterminamos eran unos cazadores.-formúla. -Perfecto James, encárguense de acabar con ellos.-cierro el link cuando Larissa entra a la habitación. -¡Damon! Hermanito bello, sabes que te amo, ¿no? Bueno eres...-la interrumpo. -¿Qué quieres Larissa?-la miro interrogante. -Vamos al Mall.- me manifiesta alzando una mano con las llaves de mi auto en ellas. -¿Qué te hace creer que puedes entrar de esta manera en la habitación, pedirme salir, y que responderé que si? -Vamos Damon no te hagas el difícil, quiero salir, me harta estar encerrada en estas 4 paredes, la verdad no tengo ni idea de como sobrevives tu encerrado en este despacho. -Es mi trabajo y me gusta, y si quieres salir dile a uno de los choferes que te lleve, tengo muchas cosas que hacer-le informo. -Vamos Damon, no seas amargado, ve conmigo, sal y distráete no todo puede ser trabajo, trabajo y más trabajó tienes 22 años y pareces de 50, necesitas una novia urgente, vamos si?- hace pucheros. -Suspiro-que sea rápido. Le quito las llaves y salimos. ••• -¿sentiste que no fue tan malo?-menciona emocionada. "Si claro" digo en mi mente con fastidio, únicamente a las mujeres se les ocurre ir de compras a casi medio día, hemos pasado como por 7 tiendas de ropa, y de cada una salimos como mínimo con dos bolsas, ¿y quién lleva todo? Nada más y nada menos que yo, esta es una de las razones por la cual no salgo con mi hermana, pero que más puedo hacer, yo la quiero demasiado y este es uno de los sacrificios que hacemos los hombres para ver a sus chicas felices, nota mental: esto solo lo haré por mi mate, y Larissa. Camino distraído con las 8.735.674 bolsas hasta que me tropiezo con alguien y cae al piso, me agacho para ayudar a la chica, cuando lo hago, un delicioso aroma se expande por mis fosas nasales, dulce como vainilla y rosas, mi lobo se agita con emoción y sé que es ella la que tanto espere. Le doy la mano para ayudar a levantarse y me miran unos hermosos ojos cafés con asombro y un detalle de emoción, mi lobo se agita y aúlla. -¡MATE! Cuando finalmente está de pie sigo sin soltar su mano, tampoco es que tenga la intención de hacerlo, me quedo anonado admirando todo de ella, sus labios, sus ojos, sus nariz, sus piernas al correr... Esperen, ¿por qué corre? ¡¿Qué carajos?! Esto no me puede estar pasando a mí. Mi lobo se enfurece y le hago caso cuando me dice que la siga, suelto todo en el piso y salgo atrás de ella pitando, en medio de mi carrera le grito a mi hermana. -¡Dile a Jaime que te venga a buscar, en la casa te explico!-grito. Después de correr por el centro comercial, estamos en el estacionamiento, diablos, debe ser deportista porque corre rápido, bueno ni tanto. Ella para de correr y se apoya en sus rodilla jadeando, de seguro pensando que me perdió. La tomo por el hombro y le doy vuelta bruscamente. -no escaparás de mi tan fácil muñeca-le declaro peligrosamente cerca de sus labios.
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