ll.

2263 Palabras
Otoño, 771 de nuestra era Ya ha comenzado a enfriar las tardes— mire a Livia colocar una capa en sus hombros— estoy cerca de tener a mi hijo en mis brazos Si mi señora— sonrío— me han dicho que el invierno será tan crudo como hace dos años ¿Os recordaís? Como olvidarlo— suspiré caminando con ambas manos en mi vientre abultado y rebosante de vida— recordar aquello trae tristeza en mi corazón Mi señora, os suplico que no os angusties— se colocó a mi lado en la terraza mientras mirábamos el bullicio de las calles de Bizancio— vuestro vástago no merece que estéis triste Tenéis razón, Livia— la mire— deseo salir a caminar por los jardines del palacio, es solo que en este estado me preguntó si podré hacerlo— suspiré— estoy por dar a luz Solo falta una luna más y tendréis a vuestro principe en brazos Una luna— esbocé una sonrisa colocando ambas manos en mi vientre— estáis muy grande, debéis nacer fuerte pues el trono de vuestro padre será para vos Mi señora— Livia me miró temerosa— y si¿Dais a luz una niña?, ¿Que es lo que harás? La amaré y cuidare con mi vida— suspiré mirando mi vientre— solo nos tendremos ella y yo para toda la vida entre las paredes frías de piedra báltica— suspiré pesadamente— estaremos aquí en los próximos trece años en los cuales tendré que decidir a dónde la mandaré para ser reina— camine para detenerme en el umbral de la terraza— siendo una moneda de cambio tal y como yo tuve que ser para mi reino No todo es tan malo— Livia sonrío tomando mi mano— vea dónde os encontraís mi señora, emperatriz del imperio, en vuestro vientre cargais al próximo regente basilissa Irene Mire a Livia, su joven y enternecedor rostro me recordó a Drusila, Asturias había abrazado cálidamente a mi joven hermana la cual era feliz al lado de Silo el rey ahora que ella tenía quince años estaba en cinta de su primer hijo "" Querida hermana y emperatriz Irene os escribo esta carta en compañía de mi amado esposo el Rey Silo, nunca os logré decir con cuanta alegría me recibió el pueblo asturiano, ahora se hablar como lo hacen aquí no solo es griego y latín mis idiomas puesto que aquí hablan una combinación entre latín y algunas palabras que aquí le decís hispanas. Os cuento que me encuentro en cinta de mi primer hijo, algo me dice en lo hondo de mi corazón qué será un varón al qué daré a luz en tres lunas, oh hermana mía puedo deciros qué os extraño a vos y a nuestro hermano el joven rey de Atenas, Aurelius qué me han dicho que también esta por tener a su primer vástago como nosotras. Desearía con todas mis fuerzas qué vos estuvieras conmigo de visita tal y como lo han hecho otros reyes como Carlomagno hace dos años como vos ascendió al trono y es gran amigo de mi esposo Hermana mía, sin más por el momento me despido de vos deseando un parto colmado de dichas para vos y la familia imperial Drusila de Asturias Lleve la carta a mi pecho y sonreí imaginado el rostro de mi joven hermana luciendo con dicha su estado Mi señora— la voz de mi esposo sobresalto mi vientre haciendo que sintiera cosquillas en mi interior Me puse de pie sonriendo con ambas manos en mi vientre— mi señor, nuestro hijo os ha escuchado y a saltado de regocijo en mi seno— estaba frente con la alegría en mi pecho— ¿Cómo os encontraís este día? Coloco ambas manos detrás de su espalda, una ráfaga de viento se colo por mi terraza, haciendo que el aroma de mi esposo llegará hasta mi, embriagando cada parte de mi ser Al veros mi señora,vuestro hijo os a saltado de gozo en vuestro seno— camino hacia mi colocando ambas manos en mi vientre haciendo que de nueva cuenta nuestro hijo se moviera de alegría— ¿Lo sentís?— preguntó entusiasmado mirando mis ojos— que me ha sentido y se ha movido, os juro que solo tenerlo en mi brazos lo enseñaré a luchar para defender el trono de Bizancio— su alegría era enorme de tal manera que contagiaba el tenerle cerca Mi señor— sonreí tragando saliva— y si, ¿Os doy una hija y no un varón?— la tristeza cubrió mi ser esperando su terrible respuesta León tomo mis manos entre las suyas llevando las a su rostro sonrío enternecedor La enseñaré también a luchar para poseer el trono de Bizancio, la amaré de la misma manera como si fuera varón— beso mi frente— no temáis por ello, mi bella señora de Atenas No temo por mi— suspiré negando con la cabeza y bajando mis manos— vuestro hermano Niceforo está esperando que muera vuestro padre para usurpar el trono que a vos os pertenece— camine angustiada mirando alrededor de la habitación— de morir vuestro padre el hará lo imposible por tener el trono, os asesinará y con ello hará que yo también me suicide— tomé mi vientre con fuerza— no permitiré que el tomé mi cuerpo para ser su esposa y reinar como si nada hubiese ocurrido Eso no ocurrirá, yo os doy mi palabra— beso de nuevo mi frente— os juro que el jamás os hará daño a vos y a vuestro hijo, así sea lo último que yo haga, Bizancio no caerá en manos de Niceforo Suspiré aliviada recargando mi cabeza en su pecho, estaba rodeada de paz, esa que buscaba no la encontraría en brazos de nadie más, mi esposo lograba que todo aquello que atormentaba mi cabeza se dispara al instante, estoy en casa ¿Queréis mi señora algo mas?— hablo En verdad desearía ir donde mis hermanos— levanté el rostro atenta— ¿Concedereis mi deseo? Los caminos a Grecia y Asturias son peligrosos— suspiro alejándose de mi lado— pero quizás puedo concederos otra cosa Mi corazón anhela ver a mis hermanos— tomé asiento con cierta dificultad en mi lecho— si me lo concedeis yo...— guarde silencio sintiendo en mi interior romperse algo— ¡Agh!— grite mirando a mi esposo quien corrió en mi auxilio ¿Qué sucede mi señora?— se inclino tomando mi vientre con ambas manos El heredero viene al mundo— dije mientras todo se volvía borroso Escuché como León clamaba por el médico, todos entraban y salían Aún es pronto— la matrona movió mi vientre con ambas manos— el principe corre peligro, traed agua caliente y piel para cubrir al niño— guardo silencio para mirarme— vuestro vientre es muy grande para un solo hijo, seguro está sentado ¿Estará bien?— León permanecía ahí tomando mi mano Las contracciones subían y bajaban con intensidad haciendo que me removiera sobre mi lecho con dolor, lloraba e imploraba que mi parto se acelerará para quitar el dolor de mi cuerpo, el sudor corrió sobre mi cuerpo haciendo que mojase todo lo que me rodeaba Señor— murmuré con los ojos cerrados— Pasa de mi este cáliz— mis labios de secaron— Pasa de mi este dolor— mi cuerpo estaba húmedo del frío sudor del parto— Si debo vivir el sacrificio que mi madre vivió al darme vida para yo dar la vida a mi hijo lo aceptaré con humildad León tomo con fuerza mi mano para besarla, la matrona le había solicitado que saliera para evitar mirar mi cuerpo en terrible estado, él se había negado a salir Estaré a vuestro lado— acarició mi mejilla— Todo el tiempo, no os dejaré nunca ¡Aaah!— grité sintiendo como mi cuerpo se abría en dos— ¡Sacadle! ¡Pujad!— la matrona separó aún más mis piernas— está coronando, ya viene Puje con la poca fuerza que yacía en mi interior, el hermoso llanto de mi hijo coronó en la habitación ¡Es un varón!— la voz de la matrona logró que mi esposo se levantará dejando mi mano sobre el lecho— señora mirad a vuestro hijo Al tenerlo sobre mi pecho cerré los ojos para colocar mis manos en su pequeño cuerpo, León se quedó a mi lado admirando a nuestro hijo, heredero del imperio romano de oriente Pero que maravilla, esto es un milagro— la matrona me miró a los ojos para bajar su vista ¿Que cosa ocurre?— preguntó León— ¿La emperatriz está bien? La matrona estaba por contestar cuando las contracciones volvieron a mi con mayor fuerza, Livia tomo a mi hijo en brazos para evitar que cayera de mi pecho ¿Qué ocurre?— León miró a la matrona preocupado para después mirarme a mi— ¿Porqué está así? ¡Salid!— exclamó la matrona— ¡Pujad!, Basilissa ¡Dios!— exclamé aferrando mis manos hacía ambos extremos del lecho—¡Mi vida esta en vuestras manos! De nuevo el llanto puro y lleno de vida inundó la habilitación roja destinada para las emperatrices en su labor más importante y santa del imperio; traer al mundo al siguiente sucesor del imperio ¡Mirad!— la matrona tomo en sus brazos al bebé— es una hermosa niña— la colocó en mi pecho haciendo que colocará ambas manos sobre su pequeño cuerpo León volvió a estar cerca de mi, beso mi frente para tomar a nuestra hija en brazos, lo mire exhausta sintiendo la vida irse entre mis manos León— hablé extendiendo mi mano— cuidadles de ahora en adelante Cerré los ojos perdiendo el conocimiento, comencé a escuchar a lo lejos voces preguntando que ocurría conmigo, ví todo desde arriba de mi lecho, estaba ¿muerta?, era una sensación que no sabía cómo explicar, León tenía en sus brazos a nuestra hija, Livia sostenía en sus brazos a mi primogénito dormido Mi señora— se acercó mirándome ahí tendida— volved, vuestro vástagos os necesitan Mi cuerpo tendido sobre mi lecho, bañado con el sudor del parto, mi vientre abultado denotaba la vida que acaba de dar, mis piernas húmedas del líquido carmesí cubriendo mi lecho en su totalidad La señora Irene ha tenido un desmayo— la partera se acercó a mi tomando un espejo para colocarlo bajo mi nariz— mirad— el espejo contenía humedad— debe estar descansando, a dado a luz a mellizos ¿Estará bien?— León miró mi cuerpo— ¿Cuando despertará?— su voz denotaba angustia— mis hijos...— miró ambos recién nacidos— mis hijos necesitan a su madre La matrona suspiró retirando los paños de mi frente, su ayudante limpiaba mi cuerpo con cuidado sin apartar su atención del joven emperador y su madre Su alteza— lo miro atenta— no puedo deciros cuanto tiempo estará vuestra esposa en letargo, podrían ser días, semanas, meses...años ¿Puedo hacer algo para que despierte?— se acercó a mi lado— en verdad que no quiero perderla Mi señor, no os preocupéis— suspiró mirando a mis vástagos— acedcad a vuestros hijos cuando estos tengan hambre, os aseguro que ella abrirá sus ojos conociendo lo que piden León asintió con la cabeza, salió con la matrona de mi habitación dejando a Livia con ambos recién nacidos, la joven sonrío tomando la mano pequeña del futuro emperador Yo, os prometo que cuidare de vos el tiempo que Dios me conceda— se acercó a la niña tomando su pequeña mano también— y a vos mi princesa os prometo que seré como vuestra segunda madre Las puertas se abrieron, el emperador Constantino entro a la habitación Dejadme ver a mi nieto— Livia entregó en brazos a mi hijo— será el próximo emperador cuando su padre se marche para siempre de este mundo Mirad a vuestra nieta— Livia tomo a mi hija del lecho— es preciosa mi señor Constantino miró a la niña en brazos de la esclava egipcia, sonrío para decir unas palabras Es sin duda mi bella Irene— suspiró— renació de nuevo en su nieta, seguro tendrá su cabello y ojos Mi alma fue devuelta a mi cuerpo haciendo que abriera los ojos, los removí por la habitación Mi señora— Livia se acercó a mi a toda prisa con mi hija en brazos— mirad que hermosa hija habéis traído al mundo Me incorporé tomándola en brazos, era tan pequeña, tan frágil que temia se me fuese a romper entre mis brazos Es tan hermosa— dije en susurró sin apartar mi vista de ella— Mi hijo, ¿Dónde está? El emperador camino en mi dirección, levanté la vista, intenté hacer la reverencia No es necesario Irene, acabaís de dar a luz vuestros vástagos, seguro estaréis cansada, atendedles están hambrientos— dijo para acto seguido salir de la habitación Tenía a ambos en mis brazos, acababa de dar vida, estos eran mis hijos, los herederos del imperio, aquellos que prolongarán la dinastía Isaurica Os juro que daré mi vida por protegerlos— mire a mi hijo— haré lo que sea por tal de tenerlos bien y a salvó— bese la pequeña frente de ambos
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR