''No es solo un pensamiento o sentimiento común, es mi corazón gritando por tu lejanía, sufriendo, llorando y agonizando por lo que un día pudimos ser. ''
Me detuve respirando con fuerza, me había alejado como una cobarde y ahora estando aquí de pie pienso en que hablar hubiese evitado cosas que seguro lamentaría.
Me senté a esperar el bus, sentía mi pecho subir y bajar, había corrido lo suficiente para estar cansada y sin poder respirar.
Cierro mis ojos tratando de evitar cualquier pensamiento, debía concentrarme en lo realmente importante, no podía dejar que esto me desenfocara.
Siento que me tocan el hombro y me aparto desconcertada.
—Disculpa por asustarte, el bus esta esperando—le sonreí apenada y me levante.
—Muchas gracias—la chica me sonrió y yo subí al bus.
Me senté rápido antes de que por accidente cayera sobre alguien, realmente no quería pensar en nada más, solo quería olvidar. Vivir como lo hice los años en los que no estuvo, me sentía tan tranquila porque no debía pensar en el hecho de él estando cerca, si lo evocaba pero el saber que ahora esta tan cerca que me agobia y quisiera que así no fuera, pero no podía ser mentirosa conmigo misma, no podía negar que lo que sentía por él seguía intacto, me seguía gustando con la misma intensidad pero tengo miedo, fueron muchos años y crecimos.
Aunque eso no me excusa, sé que lo herí al ignorarlo al evitar pensar que él la pasaba mal y centrándome solo en mi. Actué egoístamente y me da miedo que solo quiera hablar para decirme que sus sentimientos cambiaron, que allá pudo conocer a alguien y me olvidó por completo cuando para mi fue y sigue siendo difícil.
Siempre quise evitar un corazón roto porque sé que no lo soportaría y menos viniendo de él.
El bus se detuvo en mi parada y me baje casi arrastrando mis pies, como si la energía hubiese abandonado mi cuerpo.
Camino por la acera aun arrastrando los pies y escucho un claxon que me saca de pensamiento negativo.
Volteo y es Erick, suspiro.
Seguro es para lo de la fiesta, y yo solo quiero tirarme en mi cama y no pensar nada más.
—Vamos, súbete y quita esa cara—hago una mueca y abro la puerta encontrándome a Charlotte de copiloto.
Me subo a los asientos traseros y me acuesto soltando un quejido lastimero.
—Oh no, no queremos esa actitud—cerré mis ojos.
— ¿Cuál? Yo estoy normal—ambos se rieron y los mire mal—idiotas.
—Idiota tu, no entiendo porque huyes, habla de una vez con él—bufó Charlotte—aclara todo, ya deja el miedo, creo haberte dicho que la vida se trata de riesgos Fabiana y así el resultado sea malo, te quedara la satisfacción de que lo intentaste—me senté en silencio—deja de ser una cobarde y enfrenta las cosas de una vez por todas—se volteó y me miró severamente.
—Nadie pudo haberlo dicho mejor—y chocaron las manos—bueno chicas hoy nos vamos a divertir a lo grande, ya les hable a sus padres y sus cosas personales se encuentran en esos bolsos en los que se acostó Fabiana—vimos los bolsos y luego lo vimos a él asombradas.
—Que eficiente—dijimos al unísono.
— ¿Esperaban menos de mí?—preguntó y ambas negamos mientras sonreíamos— ¡A disfrutar chicas!
Charlotte puso la estéreo y comenzó a cantar efusivamente mientras Erick y yo tratábamos de callarla.
—Charlotte, detente—le dijo Erick— ¡Por amor a Cristo! mis tímpanos—Charlotte lo golpeó justo cuando entramos al garaje de la casa de nuestro amigo.
Yo me baje cargando las cosas y sin esperarlos mucho entré, tenia hambre y necesitaba lanzarme en algún lugar cómodo antes de que esa casa se convirtiera en un desastre.
Deje los bolsos en la sala y entré a la cocina, escuche la puerta cerrarse y sus risas, siempre era lo mismo, se peleaban por algo y terminaban riéndose.
Éramos extraños y por eso solo somos nosotros tres.
Nos conocimos desde el preescolar, siempre estudiamos juntos pero no fue hasta segundo de primaria que nos acercamos para ser lo que somos ahora.
Polar, panda y pardo porque somos tan parecidos y lo de escandalosos se queda corto.
Abrí el refrigerador y saque jugo de naranja, jamón y queso, unos tomates, lechuga y salsa. Haría unos sándwiches para los tres porque no había forma de que hiciera solo para mi teniendo a estas dos bestias aquí.
—Oh, comida para mi estomago—dijo Erick.
—Siempre consintiéndonos nuestra dulce y tierna panda—Erick puso sus ojos en blanco.
—No entiendo porque te dejamos ponernos esos apodos—ella lo miró mal—como todos unos tontos retrasados.
¡AY! Se acerca la guerra.
— ¿Disculpa? ¿Tontos retrasados? Solos son apodos de amistad, por eso mismo eres polar, eres un horrible amigo Erick—dijo saliendo de la cocina molesta.
— ¡Soy buen amigo al decírtelo a la cara, Pardo!—me reí porque solo lo hace para molestarla, siempre era así.
No amaba los apodos pero sé que si le gustaban, eso solo ratifica el vínculo que tenemos. Por lo mismo yo los dejaba discutir, porque siempre se arreglaban para amarse.
Yo tampoco soy la más feliz con esos apodos pero si era sincera con el tiempo me fueron gustando, porque es algo solo de nosotros.
—Siempre buscando molestarla ¿es que ustedes no van a madurar nunca?—él negó y se escuchó algo estrellándose en el piso.
¡Rayos! Charlotte siempre haciendo desastres.
— ¡Demonios! Charlotte es mejor que te quedes donde estas—dijo mientras salía de la cocina y yo me reí—esta me la pagas, ven aquí—escuché unas pisadas— ¿A dónde vas, cobarde? Correr no te salvara tonta.
— ¡Igual debo intentarlo, tonto!—las pisadas se hicieron más fuertes y ahora parecían galopes de caballo.
—Un día de estos me van a sacar loca de este lugar y será por su culpa—murmure preparando el ultimo sándwich y llevando los vasos con jugo.
Caminé a la entrada de la cocina y suspiré, parecían niños. En lugar de concentrarse en recoger lo que se cayó, andan correteando.
— ¡Vengan a comer, niños maleducados!—grite y pude escuchar las risas cuando regresaban.
Me senté en uno de los taburetes del mesón y comencé a comer, disfrutando de mi creación.
Ambos llegaron y tomaron asiento, entre risas comimos y hablamos de cómo seria este año, de las universidades y de las ganas de poder vivir juntos.
Ese siempre ha sido nuestro plan pero ahora depende de las becas en las universidades. Queremos irnos a New York o quedarnos aquí pero comenzar a vivir juntos, conseguir un trabajo y ser responsables.
—Ahora, es hora de acomodar todo, debemos guardar y mover, además de ir a comprar unas cosas—bufé cansada—Charlotte debe recoger el jarrón roto y yo cerrar las habitaciones con llave—suspiré— ¿Me acompañas al súper?— me preguntó.
—Pero yo quería ir—Se queja Char haciendo un puchero.
—Se te niega el deseo por romper el jarrón de mamá—ella suspiró molesta cruzándose de brazos.
—Déjala que vaya ella, yo quiero dormir un poco—el negó.
Me resigne, sabia que no cedería solo por venganza.
—No, vienes tu y Char se queda, no hay más que discutir—me cruce de brazos imitándola y nos sacó la lengua, sabia que no ganaríamos pero quería intentarlo.
Erick salió al garaje haciéndome una seña para que lo siguiera, Charlotte se fue molesta y yo lo seguí para no seguir con eso.
Estaba cansada y agregarle a estos dos peleándose no ayudaba.
***
Minutos después entramos al súper y con Erick metimos muchas cosas al carrito que yo llevo, seguía igual de cansada pero aun así pude ver con claridad a Benjamín hablando muy animadamente con Madison, sentí una gran molestia en mi pecho.
Me había detenido solo para observarlos bien, podía sentir la falta de oxigeno.
Madison me miró y me erguí, ahora ambos me veían y la sonrisa de Maddi se mantuvo, ella lo insto a caminar hacia nosotros y pude sentir a Erick detrás de mí.
—Disimula los celos—tragué con fuerza y les sonreí al momento que llegaron—oh Benjamín, tiempo sin verte ¿Qué tal todo?
—Todo bien—respondió y pude sentir su mirada intensa sobre mí.
—Le comentaba a Benjamín ahora que nos encontramos que harás una fiesta hoy—ella sonreía exageradamente y eso me molestó más—No es problema que venga ¿cierto?
Erick pasó su brazo por mis hombros y la mirada de Benjamín no se aparto de mí y del brazo de mi mejor amigo.
—Por mi no hay problema—Maddi saltó feliz para luego abrazar a Benjamín haciendo que la vena de mi frente palpité.
—Esto es genial, nos vemos allá—dijo despidiéndose y llevándose a un Benjamín aturdido y molesto.
—Si, nos vemos—dije apretando los dientes.
—Respira—me dijo Erick pasando su mano por mi hombro—tu sabes como es ella, obvio no iba a perder la oportunidad que tu misma le has dado—justo ahora sentía el peso de mi decisión.
—Pero...el que hablara con él no significa que seriamos algo, las cosas no pasan ahí—Erick puso sus manos en mis hombros negando.
—Fabiana, entiende que así digas que no, tu corazón late con fuerza y eso es lo que te da más miedo, enfrentar que te sigue gustando, le tienes tanto miedo a salir lastimada que evitas vivir tu primera relación y más siendo el chico que siempre te ha gustado—yo desvié la mirada soltándome de su agarre y siguiendo con el carrito.
—Sigamos, no quiero hablar de eso—él negó.
—Siempre evadiendo, algún día aprenderás que hay que ser directos, hablar y sacar todo, no encerrarnos en la negativa de nuestra mente—avance dejándolo atrás.
Él tiene razón pero yo soy cobarde y por eso podría perder mi oportunidad de hablar, aunque eso me matara.
Algo no me dejaba dar ese gran paso hacia lo incierto.
***
Me detuve frente al espejo y me di un repaso, gracias a que Charlotte me había peinado y maquillado, me veía hermosa. Sin quitar que la ropa que llevaba puesta me hacia sentir muy sexy.
Un corset blanco que realzaba mis senos, este tiene unas mangas que caen con elegancia desde las costuras laterales del corset, junto a una falta de cuero negra desde mi cintura a la mitad de mis muslos, además de unas mayas de red negras con flores salteadas, decidí ponerme unos tacones negros de aguja un poco altos pero soportables
Me veía como una diosa y lo confirmé al Erick entrar y quedarse sin palabras al verme, le sonreí.
—Te ves, guao—pasó su mano por su cara—Dios mío, ustedes van a matarme—terminó de entrar—hoy tendré mucho trabajo.
—No seas dramático y bajemos—lo tomé por la mano arrastrándolo—seguro tu con esa pinta que cargas atraerás muchas chicas.
—Lo sé, esa es la idea—me reí al escucharlo porque claro mis amigos son unos ególatras de primera.
— ¡A divertirnos cariño!—gritó al llegar a la sala y darme una vuelta haciéndome reír.
Llegamos a la pista improvisada y comenzamos a bailar al ritmo de la música, Erick es tan divertido, siempre ha sido así.
Vibramos con la música, nos reímos y disfrutamos en todo momento.
Comenzó otra canción y Erick me tomó por la cintura acercándome a él, poniendo una de sus piernas entre las mías, sentí su respiración en mi oído y mis vellos se erizaron.
—Somos tan geniales bailando—me sentía envuelta en una bruma extraña—creo que el nos afectó ¿no sientes esto extraño?—asentí tragando con fuerza porque se me dificultaba hablar.
Comenzamos a movernos y el roce de nuestros cuerpos me desorientó, se sentía extraño pero tan bien, el aire se volvió denso y exhalaba como si no tuviera aire en mis pulmones.
—Erick...—nos miramos, mi ojos se fueron hacia sus labios y el hizo lo mismo mordiéndose los suyos en el proceso y creando un escalofrío placentero en mi cuerpo.
—No sé que es esto pero...—no dejé que terminara de hablar, si no debía dejar que mis pensamientos negativos me dominen tenia que atreverme a hacer lo que mi cuerpo me exigí así que lo besé, tomé su cuello con mi mano y lo acerqué a mi profundizando el beso, él apretó su agarre en mi cintura rozando su rodilla con mi entrepierna sin quererlo pero logrando que un gemido saliera de mi.
No sabia lo que hacia pero me gustaba mucho y me juré hacer lo que quisiera, no encerrarme más en mi negatividad.