Capítulo diecisiete Santiago da dos pasos hacia atrás mientras siente como mi furia va en aumento, como Yoshua raspa en mi interior queriendo salir a matar a alguien. Busco los ojos de Paola entre los tres de mi manada y la encuentro encogida en su silla, con miedo y temor, mirando hacia el tablero de la banca. Vuelvo a mirarla y sus ojos me transmiten tristeza y especialmente: temor. En un acto de desquitar mi rabia me voy directo al tal Gregorio —Tú —lo señalo —¿es verdad lo que él dice? ¿superaste el miedo a las arañas? —Si señor —mira directamente mis ojos con nerviosismo. Esto lo ganará ella, estoy seguro y por cómo me llamo Wade Dhall. —Lo siguiente que todos harán es demostrar que superaron su miedo, a cada uno se le asignará la tarea aquí en la empresa de volver a hacer la

