Capítulo 27
Valentía
A la hora del almuerzo ni ella ni yo salimos a comer algo, el tiempo se nos fue en nuestra pequeña y cómplice conversación, de la que no volvimos a hablar en ningún momento, yo tan solo me había quedado celebrando egoístamente el hecho de evidenciar que no estaba seco sentimentalmente, aunque por el otro lado me sentía culpable por verla preocupada y en realidad no ayudarla a que se sintiera bien, sentía el vacío en el pecho por ese pequeño dolor que otros le habían hecho sentir, obviamente al llegar la tarde no había diferencia en como ella se sentía, si bien había calmado un poco su sentimiento, su rostro seguía triste, algo agotado sentimentalmente, y era entendible que se sintiera así. Yo por mi parte cambié mi pensamiento, miraba a mi derecha y por un segundo le
