El mismo día
Phoenix
Edward
–¡Mientes! James me ayudó, era mi amigo, incluso me vendió un mapa para encontrar el oro.
–Seguro creíste que lo eras, pero solo fuiste otro incauto más al que le vendió ese mapa falso, en realidad tuviste suerte al encontrar algo de oro porque al hombre …
–¡Habla maldito! No te quedes callado.
–Samuel recibía a todos los extranjeros recién llegados en su hotel y después los enviaba con Burkle para quitarles todo lo que poseían con nuestra ayuda, pero tu fuiste un botín muy grande…
–Caí en una maldita trampa…– digo desconcertado.
–Burkle se tomó su tiempo contigo para robarte toda tu pequeña fortuna, ¿Cómo pudiste creer que eras su amigo? ¡Imbécil! –me asegura riéndose con maldad.
–¡Cierra la maldita boca animal! Este imbécil como me dices tiene sed de
