UN NUEVO DESTINO

1600 Palabras
—¡¡Qué demonios está hablando este hombre!!, ¡Dijo, migración!, eso significa que no estoy en mi país.  Estoy muy asustada, miro a muchas chicas amarradas al igual que yo, un tipo nos tapó la boca con cinta adhesiva, estoy asimilando esto de a poco, que hice para merecer este destino, me quedo quieta, no quiero llamar la atención y me hagan daño, tengo que analizar mi situación. —No hagan ruido, la inspección comenzará. —Entra un tipo mal encarado, con un arma en su mano. Las chicas guardan silencio, yo solo miro a todos lados, aún no sé en donde estamos, ni cuál es nuestro destino, pero de algo estoy segura es que estos tipos no son buena gente, el tipo me mira y cierro los ojos no quiero que se me acerque y mucho menos me vaya a tocar, mi cuerpo tiembla, por una parte, el frío y otra el miedo. —Pero miren que bellezas cazamos hoy. —Me toma de la barbilla para que levante mi rostro— Lástima que no se pueden tocar. Al escucharlo decir eso di un suspiro de tranquilidad, por lo menos ellos no nos van a violar, en eso entro una mujer morena, con una cicatriz en el rostro, tomo una de las chicas y se la llevo con ella, no sé qué está pasando, como a los veinte minutos regreso con la chica y la puso aparte, tomo a otra y al regresar la puso en otra parte así fue el trámite hasta que me toco a mí, mi corazón se acelera a mil por horas, ella me lleva jalada del brazo, camino a paso corto por las cadenas que tengo sujeta  a los tobillos. —Ella es la última. —¡¡Acuéstate!! —La morena me ayudo a subir a una camilla, no quiero oponerme porque me pueden matar o hacerme algo peor—¡Quítale el pantalón! —¡Que me van a hacer! —Solo te examinaré a ver si eres virgen. —Lo soy se los juro. —Tengo que examinarte, no puedo creer en tu palabra. Mis manos están amarradas a mi espalda, cierro los ojos cuando ese hombre mete su mano y siento un dolor agudo, él saca sus dedos y se quita los guantes, toma nota y le dice a la morena que me puede regresar, no sin antes decirle, "Es virgen" Se lo dije, pero no me creyó, miro que me ponen aún lado donde solo hay cuatro chicas, en el otro hay diez chicas, todas nos hacemos un nudo, el sueño nos está venciendo la mayoría duerme, no quiero dormir, temo que algo me pase si cierro mis ojos. Entra un hombre que aparenta treinta años, estoy bien despierta, se va aflojando el pantalón y dirige al grupo de las otras chicas, jala a una del pie y la acuesta en el piso del barco, la chica comienza a llorar, todas se hacen un nudo del miedo, la chica pide ayuda, pero nadie se atreve ayudarla, aunque quisiéramos en nuestra condición no es imposible, solo esperanzadas que entre otra persona. —¡¡Callate ramera!! Ni virgen que eres, tengo días de no estar con una mujer.  En nuestra presencia la comenzó a violar, la chica gritaba y nosotras sollozábamos al ver aquel acto inmoral, estamos asustadas, el degenerado le baño de semen a terminar fuera de ella, las chicas se unen más del miedo, ver eso creo que me dejara traumada para toda mi vida, esa chica no para de llorar. —Me encantaría probar una virgen, pero ya están en el listado, me tocaría pagar una buena suma de dinero, cosa que no tengo, porque ustedes serán vendidas para ser folladas por viejos asquerosos, pero podridos en dinero. Es tráfico de blanca, nos llevan a vender como objeto s****l, como demonios termine aquí, no recuerdo mucho, solo que estaba con mis amigas, pero ellas no están aquí, eso significa que alguien me vendió a estos tipos, pero no sé beber mucho, para decir que estaba borracha. En eso entra otro tipo mira con repudio al hombre que la acaba de violar, le ayuda a ponerse de pi y la devuelve al grupo, nosotras estamos temblando solo con verlos, todas estamos en completo silencio. —Ya llegaron a su destino, pronto vendrá la persona encargada de llevárselas. —Los dos tipos se van. —Tengo mucho miedo, que nos van a hacer. —Yo solo quería trabajo, me dijeron que me llevarían a a ganar dinero, pero no creí que terminaría así. Solo las escucho hablar entre sí, trato de no sofocarme, si no hay otra opción tendré que tomar medidas extremas, pero no permitiré que me violen, dos mujeres con tres hombres más entran y empiezan a levantarnos, nos ponen hacer una fila india, nos dicen que caminemos, cuando salimos fuera del barco, está oscuro, creo que es de noche, nos empujan para montarnos a un camión, trato de marearme, ya que el estómago me duele. Vamos en aquel camión con rumbo desconocido, nos detenemos en un edificio de unos tres pisos, nos hacen bajar a prisa, y entramos por una puerta estrecha, a las de mi grupo nos meten en una habitación que solo consta de una mesa un inodoro sin privacidad y una cama unipersonal, yo busco un rincón y me siento en el suelo, las demás se sientan en la cama. —¿Qué vana hacer con nosotras? —Indaga una de ellas. —Eres torpe, no oíste que nos venderán a viejos asquerosos. —Yo no quiero estar aquí, solo quería trabajo decente. —Empieza a llorar amargamente. Yo no participo en su plática, entre menos me involucre menos será mi dolor, no quiero hacerme amiga de nadie que después me duela el destino de ellas o a ellas le duela mi destino, solo guardo la cordura y prepararme para lo peor. Mi pobre padre, no sé si él ya se dio cuenta de mi ausencia, sé que moverá cielo tierra y mar para encontrarme, pero lastimosamente ya no estoy en Inglaterra. —Presten atención, ahorita las van a bañar y se les dará una muda de ropa. Pero nunca pensé que nos bañarían de este modo, un hombre entra con una manguera que usan los bomberos y nos rocían agua a presión, haciendo que nos golpee de lo fuerte que nos embiste, no puedo ponerme de pie el agua nos tira al suelo que rodamos como pelotas. —Es suficiente. ¡Quítense la ropa y se ponen esta! —Todas nos quedamos viendo, ya que no hay privacidad— ¡Que esperan, desnúdense! De inmediato me doy la vuelta viendo hacia la pared me quito la ropa, es más fácil porque en cuanto entramos aquí nos quitaron los grilletes, quedo completamente desnuda tomo la muda de ropa que es una tanga y una bata, dejando nuestros pechos sin brasier. —Traten de dormir, porque se ven como los zombis, mañana vendrá la jefa a supervisarlas, ¡ups! Hoy les toca dormir sobre mojado. Al irse cierran la puerta, los desgraciados nos han mojado hasta la cama, no puedo sentarme en el piso porque está bien mojado, así que todas nos arrimamos a la pared para recostarnos, siento escalofríos, realmente me estoy sintiendo enferma, no dejo de estornudar, siento que los huesos se me quiebran del dolor. —Estás ardiendo en fiebre. —Me dice una chica al tocar mi frente. —No es nada, puedo soportarlo.  —Aunque sea hay que pedirte una pastilla, estás bien roja. —Mi piel es blanca, me imagino que estoy roja. —No hagan alboroto por esto, nos puede ir peor, aún no sabemos cuál es nuestra situación en este lugar. Ellas se miran unas a otras y asientan con la cabeza, me agacho y me abrazo a mí misma, solo quisiera que todo esto fuera una pesadilla que al despertar esté en la comodidad de mi cama y volver a ver a mi padre, cierro mis ojos con este pensamiento, dormir no puedo, más con el dolor que estoy sintiendo en mi cuerpo, los escalofríos son seguidos y mi cuerpo se calienta que si me ponen un huevo crudo lo cocino de inmediato. —Abran la puerta, hay alguien ahí. —Escucho a lo lejos decir. —¿Cuál es el alboroto? —Es esa chica está ardiendo en fiebre. —Por eso el alboroto. —Siento que me suspenden no se a dónde me llevan, pero no tengo conciencia de nada estoy a punto de perderla por completo. Miro pañosos, solo veo una sábana blanca me acuestan sobre ella y siento un pinchazo en mi brazo, casi al instante siento que mi cuerpo se relaja, cuando abro mis ojos de nuevo, estoy en otra habitación, me encuentro sola, parece que dormí por varias horas, me siento y escucho voces, me vuelvo acostar haciéndome la dormida. —¿Por qué no ha despertado? —Pronto lo hará, no tarda en pasar el efecto del sedante, al parecer la fiebre seso, esta fresca, ¡Hey despierta! —Abro mis ojos haciéndome la que acabo de despertar. —¿Cómo te sientes? —Mejor. —Que bien porque la jefa está por llegar. Él me dice que camine, así que lo hago sin decir nada, voy por un pasillo donde las paredes son rojas abre una puerta donde me hace entrar, las chicas se alegran al verme, dije que no quería hacer vínculo de amistad con nadie, pero en nuestra situación solo nos tenemos nosotras.
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