**ADRIANA** Hoy no tengo que pedirle permiso a nadie. Hoy puedo elegir cómo vestirme, cómo sentirme, cómo moverme. Y esta noche, lo voy a hacer por mí. No por impresionar, no por provocar. Solo para disfrutar. Por primera vez en mucho tiempo… ser yo. Saqué toda mi ropa del armario como si estuviera buscando un tesoro perdido. Una a una, las prendas fueron formando montañas sobre la cama: camisetas básicas, jeans, suéteres cómodos, faldas largas, vestidos que apenas usé en cenas familiares o eventos escolares. Me senté frente al caos textil con una ceja arqueada y una ligera sensación de derrota. Nada parecía encajar con lo que tenía en mente. Ni con la emoción de la noche. Ni con la nueva yo que estaba intentando construir. Escuché la puerta abrirse detrás de mí y no tuve ni que girar

