Capítulo 159. Las Gelinkas no olvidan nada

1277 Palabras

Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad... ― Alejandro, ¿qué diablos te sucede? Has estado distante desde ayer―inquirió su esposa con preocupación en su voz. En esa tranquila tarde, en medio de un suburbio de Nueva York, Alejandro, el padre de Stavros, se encontraba fumando en soledad en el jardín de su casa. ― Nada, no me sucede nada―respondió Alejandro sin dejar escapar sus verdaderos pensamientos. La curiosidad invadió a su esposa mientras observaba cómo el humo del cigarrillo se disipaba en el aire. Intuyendo que había algo más detrás de esa extraña actitud, por lo tanto, ella insistió: ―Mmmm, desde que viste a ese hombre ayer, te has comportado de una manera extraña. Dime, ¿lo conoces? Su mirada era rara, te veía muy fijo. La verdad, después de un rato, no me gustó su prese

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