Sin embargo, Jennifer cambió rápidamente de tema porque otra vez sentía que se iba por un camino atrevido.
―Si. A tu imaginación. Y… cambiando de tema señor caluroso ¿cómo te fue hoy? Imagino que tuviste muchas reuniones.
Stavros recordó con alegría las amenazas que le hizo a los empresarios que lo humillaron y le respondió de inmediato:
―Fue un día excelente. Gané…mucho dinero.
Jennifer, ajena lo lujurioso que estaba Stavros, quien se masturbaba del otro lado, le sonrió otra vez y le dijo con ese tono de voz dulce que al hombre…también le excitaba:
―Pues…me alegra mucho que te haya ido muy bien, y lamento haber sido fastidiosa hoy o haber interrumpido algo importante.
Mientras Stavros, con movimientos lentos y sensuales, se frotaba su prominente virilidad, le respondió con un tono
