—Es por si las moscas —dijo Elian con voz misteriosa, bajándose la camisa lentamente.
Virginia, que había presenciado cómo Elian ocultaba las armas debajo de su camisa, antes de salir del apartamento, miró a Jennifer con una inocencia casi infantil. Creyendo que aquel hombre fornido era un "exmilitar retirado que trabajaba como guardia de seguridad", cuando en realidad era un peligroso sicario, entonces, le explicó con dulzura:
—Jefa Jenny, lo que pasa es que Elian dice que siempre hay que estar preparado. Gracias a sus armas fue que la otra vez me defendió de esos hombres malvados.
Elian esbozó una pequeña sonrisa ladeada ante las palabras de Virginia, una expresión que denotaba orgullo mezclado con cierta excitación $exual, porque ella ahora lo defendía un poco. Sus ojos adquirieron u
