Jennifer se levantó de la cama con una expresión de total sorpresa al ver a Stavros salir del baño, su rostro palideció y su corazón comenzó a latir desbocado, como si estuviera a punto de salirse de su pecho. Nunca en su vida habría imaginado encontrarse con él en ese lugar, se sentía como si hubiera visto un espectro materializarse frente a ella. ―¿Qué-que haces aquí, Stavros? ¿Có-cómo entraste? ―balbuceó Jennifer, sin lograr entender lo que estaba sucediendo. Stavros, con su característica serenidad, se metió la mano al bolsillo del pantalón y la miró fijamente, con su mirada penetrante que parecía atravesarla. ―Trucos ―dijo en un tono grave y misterioso, sacando de su bolsillo la caja de pastillas anticonceptivas de Jennifer―. Las dejaste olvidadas. Debes tomarlas hoy. Si te descuid

