—¿Segura que estás bien? —pregunté, mirando a Em con preocupación.
Justin, Adam y yo estábamos metidos en un diminuto cuarto de hospital mirando a mi pálida mejor amiga. En cuanto Justin nos dijo que había tenido un accidente en su auto mientras venía a clases, todos pedimos un pase con el director y vinimos inmediatamente a ver cómo estaba. Se encontraba bien, gracias a Dios, sólo con un pequeño golpe en la frente que mejoraría con un poco de cuidado.
Su auto no tuvo mucho daño tampoco, seguramente porque sólo se golpeó contra un árbol por estar distraída mirando el teléfono. Su padre, quien ahora estaba buscando los resultados de los exámenes que la habían hecho hace poco, estaba realmente furioso con ella. En realidad, todos lo estábamos un poco, Em era adicta al aparato tecnológico
