Alora no podía creer lo idiota que había sido al no darse cuenta de que su ex novio había estado todo ese tiempo frente a sus narices pretendiendo ser otra persona que no era. Su corazón se sentía afligido, con un grito ahogado en el pecho, al darse cuenta que estaba desarrollando sentimientos hacia un personaje que Eduardo había inventado. La mano de la muchacha se resbaló hacia su costado depositando de nuevo el teléfono en las manos de Miranda sin perder de vista a “Eduberto”, quien se estaba metiendo su celular a la bolsa ¿Por qué era tan despistada? ¿Por qué pasó todas esas semanas engañada por su ex novio? Había salido en algunas citas con él pensando en que de nuevo podía darse una oportunidad en el amor. — Muchas gracias Miranda. Creo que el teléfono de mi primo no funciona —di

