La calma que había abrazado la vida de Alexa se había desvanecido como el último suspiro de la tarde. Los rumores de la oscuridad que se cernía sobre el bosque habían penetrado en su mundo, como una sombra lenta y ominosa. El claro sagrado, iluminado por la luna, solía ser un lugar de paz y serenidad, pero esa noche, resonaba con un zumbido inquietante mientras los lobos se reunían para compartir historias de un mal ancestral que resurgía. Alexa, junto a su madre Hanna, se había adentrado aún más en los misterios de la magia lunar. Cada noche, bajo la mirada benevolente de la luna llena, se sumergían en rituales y hechizos antiguos que fortalecían sus habilidades. La energía de la luna parecía fluir a través de ellas, conectándolas con algo más grande, algo ancestral. Pero, al mismo tiemp

