—¡¿Estas loca?! —vocifero Steven apenas llegaron a casa, tanto él como Elizabeth regresaron en ese momento. Elizabeth se giró molesta. —¿Tanto estuviste rogando por el divorcio y ahora que te lo concedo no quieres firmar? ¿A que estamos jugando Steven? —Elizabeth lo miraba con rabia, nunca había entendido la actitud de su marido, después de tiempo de que se casaron se arrepintió por no haberse fijado mejor en su hermano, él si era un hombre correcto, no un mediocre mentiroso. Steven sentía como la angustia de no saber que hacer lo consumía, ya no le quedaba nada y no estaba acostumbrado a estar solo, él había planeado darse una nueva oportunidad con Erin, porque ella era una mujer dócil, como a él le gustaban, pero todo se había ido al carajo por culpa de su esposa. —Sabes que… —espet

