**SIENNA** El silencio del teléfono se volvió insoportable. No me dio tiempo para responder, solo se escuchó un clic y la llamada finalizó, dejándome sola con mis lágrimas y el eco de sus palabras. Me quedé un buen rato en el suelo del baño, sintiendo que el mundo se desmoronaba a mi alrededor. El corazón hecho pedazos, la vida desvaneciéndose en un mar de dolor. Lo único que me quedaba era Gabriel, esperando por mí en la mesa. La idea de irme, de huir de esta tormenta emocional, era tentadora, pero sabía que debía volver. Tenía que fingir que todo estaba bien, que no estaba rota. Con un profundo suspiro, limpié mis lágrimas y traté de que mi cara no se viera tan hinchada. Salí del baño, cada paso un desafío, y caminé hacia la mesa con el rostro inexpresivo. Al sentarme, Gabriel me m

