EMILY El calor de la Rivera Maya nos recibe y luego de un agotador vuelo lo único que deseo es tomar un baño y descansar un poco. Veo a Henry acomodarse los anteojos de sol y arremangarse las mangas de su camisa y maldigo que sea tan sexy. La última vez que vinimos fue el año pasado para el compromiso de Maggie y Máximo y ahora estamos aquí para celebrar su boda que será mañana. Cuando conseguimos taxi no demoramos mucho en llegar a casa, a esa hermosa casa frente al mar que Henry conservo después de Vender su Restaurante e instalarse conmigo definitivamente en Londres. Hace tres años ya de eso, luego de perder su avión esa madrugada se quedó conmigo dos semanas más pero ya no podía retrasar su vuelta. No fue fácil al principio, yo no iba a dejar mi casa y mi trabajo, puede sonar egoís
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