Tal vez ellos eran dos, pero todavía así yo era quien llevaba la ventaja. Sentí mi corazón detenerse mientras sus pisadas se acercaban al impacto. Sé que era un paquete el cual debían entregar sin golpes, al menos no vistosos y eso me daba cierto poder sobre ellos o eso creía. Cuando lo sentí lo suficientemente cerca y a punto de golpear la puerta con una patada abrí la puerta y dejé que Erick cayera sobre él, ´por instinto el guardia azul extendió sus brazos para tomar a su compañero y aproveché aquel pequeño segundo para salir del cubículo y golpearlo justo en el rostro. Óscar quien era el líder de los tres se puso rápidamente en la puerta de salida extendió una varilla, de lo que parecía un material de por sí muy doloroso de color azul metálico. Y por supuesto sonrió, como si supiera

