-Están para protegernos.- respondió poniéndose de pie.
El libro comenzó a oscurecer llevé mi pesada cabeza hacia arriba no había ninguna ventana en la que pudiera comprobar si la noche estaba cerca. Todo mí alrededor parecía moverse, cerré mis ojos intentando hacer que aquello se detenga, pero aquí en mi mente solo había más oscuridad y movimiento.
-Debemos llamarlos.-insistió, nunca sabia cuando callar.
-Si llamas a los guardias, estaré muerta.- respondí con mis ojos cerrados.
-Si me quedo aquí me matarán ellos a mí y a seguramente a ti también.- habló ella poniendo de pie y observando mi cuchillo.
-Te iras al anochecer.- insistí.-Ellos están en Brightside a esa hora.- comente poniéndome de pie, mis piernas temblaban y luego mi mano también.
-Eso es imposible.- negó.
-Los guardias
