Por supuesto, Susana no se merecía la compasión de Janice. Janice no pudo evitar una mueca de desprecio. Si no fuera porque Susana se interponía en su camino, Janice ni siquiera tendría el deseo de dedicarle una mirada. —Pero Adrián, Susana hizo todas esas cosas porque te quiere demasiado, y actuó impulsivamente. Las lágrimas brotaron de los ojos de Janice mientras hablaba, sus ojos de cierva parecían lastimeros. —No esperaba que me viera como una enemiga. Sólo quería ser amiga de Susana. Cuanto más se sentía Janice así, más le dolía el corazón a Adrián. ¿Cómo podía existir en el mundo una mujer tan maliciosa como Susana, y cómo podía atreverse a hacerle daño a Janice? —No te preocupes, Janice. —Adrián consoló a Janice. Su conducta amable era completamente diferente de cuando se enfre

