La conciencia de Adrián ya era confusa, incapaz de responder a las preguntas de Janice. Cerró los ojos somnoliento y Frederick, que estaba a su lado, se esforzó por ayudarle a volver a su habitación. —Ha bebido demasiado. —Frederick, cansado y sudoroso, se abanicó con la mano y le explicó a Janice— Necesita dormir bien y mañana un poco de sopa para la resaca. Se pondrá bien. Frederick conocía a Susana, y sabía de los enredados agravios entre los tres. Había cosas en las que Frederick no podía intervenir ni tenía poder para hacerlo, así que sólo podía mantenerse al margen y ver cómo se desarrollaba el drama. Janice parecía inocente, pero sus ojos estaban llenos de intrigas, lo que hizo que Frederick no le tuviera cariño. Comparada con ella, la tranquilidad y franqueza de Susana hacían

