Susana miró a su alrededor y observó que la decoración de todo el edificio era sencilla y elegante, sin excesivos lujos. Este era un buen lugar para que Malcolm cultivara su mente y su cuerpo. En el vestíbulo de la primera planta había una mesa de mármol llena de comida ligera. Aunque Malcolm era algo inexperto, estaba atento a las necesidades de Susana, lo que la hizo sentirse algo incómoda. Al fin y al cabo, a los forasteros les resultaba difícil imaginar que este magnate de los negocios tuviera un lado tan amable. —Puedes considerar este lugar como tu hogar, y si necesitas algo, házmelo saber —dijo Malcolm. —¿Me has salvado? —preguntó Susana tras un largo silencio, mirando a Malcolm. Era la primera frase que pronunciaba desde que se había despertado. Aquel gran incendio casi habí

