Capitulo 2

1387 Palabras
Aunque suene raro, el instituto era mi lugar seguro. En casa esta Daniel que hoy en día es la mayor tortura del mundo, amo a mi padre y amo con todo mi ser que sea feliz pero lidiar con mi hermanastro es algo que no soporto. Daniel es el chico bueno, inteligente y popular, por mucho que haya repetido todo se le perdona por sus problemas familiares, Daniel tiene mil amigos, es capaz de manipular a todo el mundo y tiene a todos engañados, menos a mi, vivo con él, se como va la cosa, se como es, se las manipulaciones y los tratos que se lleva por debajo de la mesa, pero claro, para decirlo necesito pruebas. Al instituto voy en coche con Daniel, no puedo negarme, mi padre se cree que soy una persona indefensa que se va morir si no es vigilada, si princesa indefensa, es la mayor tortura del mundo. Me subí al coche antiguo de Daniel que lo cuidaba más que a su vida, tire la mochila a la parte de atrás. —Cuidado—me aviso. Mire a Daniel. —Que tire la mochila no va romper el asiento—le deje claro. Daniel me miro desde el asiento del conductor. —Eres capaz de llevar piedras en la mochila para j***r mi bebe—comento. Le mire. —¿Sabes que enamorarse de un coche es un problema serio?—le pregunte. Daniel me miro, analizo mi cara en silencio para unos segundos después arrancar el coche en silencio. —Voy a pasar a por mis amigos—me aviso. Tuve que ahogar un grito desesperado. —Claro—dije intentado guardar la compostura. Los amigos de Daniel eran quizás peores que él, si Daniel era un idiota engreído que me daban ganas de ahogar en un mar lleno de sal para que le quemaran los ojos, sus amigos eran personas a las que quemaría vivos y haría comer sus ojos, eran demasiado idiotas.  El recorrido en coche era como siempre, en silencio siendo la música de la rápido lo único que sonaba en el coche y me separaba de un silencio incomodo que me haría tirarme del coche. La primera parada era Abraham, un chico tuco que se mudo hace poco a escocia y se hizo amigo de Daniel demasiado rápido, para ser sincero era un maldito idiota sin cerebro, tenía unos ojos marrones demasiado intensos y un pelo castaño que siempre iba despeina. —Buenos días mi pareja de hermanos favorita—nos saludo el idiota. —No somos hermanos—le deje claro y le mire seria—Dame mi mochila—le ordene. Abraham me miro pero no dijo nada y me dio la mochila, al ser el ultimo que se sumo al grupo era el más fácil de llevar pero los otros dos mosqueperros eran de lo peor, y si, eran mosqueperros no mosqueteros porque eran peores que animales. La siguiente parada fue Sheena, una chica demasiado insoportable, tenía cara de niña buena pero os aseguro que era peor que un grano en el culo, sus ojos claros y pelo rubio engañaban a cualquiera pero a mi no, si se juntaban con mi hermanastro eran solo basura, malas personas con malas intenciones, lobos disfrazados de corderos. —Buenos días mis chicos—saludo la chica para besar la mejilla de sus dos amigos y mirar—¿Qué tal amargada?—me saludo. Cerré mis ojos para no mandarla a la mierda. —Olvidarme ¿vale?—comente. No tenía ganas de tener que lidiar con ellos, eran mi peor dolor de cabeza, eran ese tipo de personas que mataría por el bien humano. —Andreas, me ha enviado un mensaje, se encarga él de llevar a Kristy—comento Sheena. —Pues a clase—comento Daniel conduciendo al instituto. Andreas y Kristy eran los otros dos idiotas que cerraban el grupo de Daniel, Kristy era una chica castaña de ojos marrones que era la amiga inseparable de Sheena por ello, una de las ratas de Daniel,  podían ser mujeres pero si eran malas personas, para mi no diferenciaban en ser mujeres o no, Andreas era un chico pelo n***o con ojos oscuros que tenía cara de mafioso, y por desgracia el hermano de mi mejor amiga Barbara, eran mellizos pero solo compartían eso, el apellido y la sangre, claramente se parecían físicamente pero mi amiga era mejor que el grupo de psicópatas. —¿Ya se ha ido los adultos de tu casa?—pregunto Abraham. Mire de reojo a Daniel. —Si—comento concentrado en la carretera—Tenemos que esperar unos días para la fiesta, las vecinas nos vigilaran los primeros días—comento. Le mire impresionada. —No vas ha hacer una fiesta en mi casa—le avise. Daniel me miro de reojo. —Es nuestra casa, la mitad es mía por lo que hago lo que quiera—comento. Le mire. —La casa es de mi padre, no del tuyo—le dije y me miro de reojo—El tuyo no tiene nada si recuerdas, solo derecho a tres comidas y una mugrosa cama—le dije molesta. Oh si, el padre de Daniel estaba en la cárcel y no me importaba usar eso en su contra, podía ser cruel pero no me importaba. —No te pases niña de papa—me aviso Abraham. —Cállate idiota—le ordene y me miro impresionada—Esto no va contigo—le avise. No me intimidaban los idiotas estos, si se creían que iban a poder con alguien estaban demasiado locos. —Dejemos este tema—comento Daniel con tranquilidad—Pasarme el informe del colegio—comento Daniel. Hubo un momento de silencio, creo que los dos idiotas estaban demasiado sorprendidos por la actitud de Daniel, pero ese no era mi maldito problema. —Nada interesante—comento Sheena—Están en proceso de reformar el gimnasio pero aún no saben quien lo destrozo—comento. Negué, estaba claro quien lo había hecho pero ese era el problema de tener los ojos vendados.  —Bien—se limito a decir el idiota de Daniel. Unos segundos después llegamos al instituto, Daniel aparco en s sitio habitual pero antes de que pudiera salir me agarro de la mano. —Esperar fuera—comento Daniel´ Le mire, aún agarraba con fuerza mi brazo con el suyo, sus dos amigos salieron en silencio y se acercaron a los demás idiotas dejándonos solos en el coche. —No se te ocurra volver a usar el tema de mi padre en mi contra—me aviso Daniel. Le mire. —¿Te da vergüenza que sepan que vas a acabar igual?—le pregunte. Daniel me miro. —No soy como mi padre—me dejo claro. Le mire. Conocí al padre de Daniel, era una muy mala persona, Yeila hacía enormes esfuerzos para que Daniel no fuera con su ex marido pero la genética no ayudaba. —Eso no lo debes juzgar tú—le deje claro. Daniel me miro serio. —No lo menciones más—me dijo serio. Le mire, ahora quien tenía el poder era yo, tenía una cosa, un arma que podía usar en su contra y seguramente a él dando cualquier cosa por que no lo hiciera. —¿Y que gano yo?—le pregunte. Daniel me miro. —No vas a manipularme, tenlo muy claro—me aviso. Negué. —No tengo ganas de seguir hablando—le dije molesta y salí del coche agarrando mi mochila. Daniel salio y me miro. —Mia—me llamo y me gire a mirarle—No me hagas ser tu enemigo—me dijo. Le mire. —No es que seamos amigos—comente para irme con mi mejor amiga a dentro del instituto. Puedo ser muchas cosas pero no soy idiota, se como van las cosas, se que Daniel es capaz de muchas cosas, conozco sus puntos fuertes, los débiles no tanto pero se que no debo hacer, se perfectamente sus limites y los míos pero no voy a dejar que destroce las pocas cosas que me importan, su debo pasar los limites lo haré, eso que no le quepa duda.
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