KENDRA
Me estaciono en uno de los pocos lugares que quedan en el estacionamiento del parque de la ciudad. Hoy ha resultado encantador: cielo zafiro, solo dorado y, lo mejor de todo, una alerta de baja contaminación, y parece que todo Los Ángeles ha salido a disfrutarlo.
Caminando hacia el campo de futbol, miro a mi alrededor hasta que veo a Gavin saludando desde las gradas. Hay una linda pareja con el que debe ser su hermana y su esposo. ¿Cómo se llaman? Intento recordar. Gavin los menciono en su mensaje. Abby y… ¿Josh? No, Joey.
Abby está sentada en la última fila de escaleras con una princesa de no más de tres años dormida en su regazo. Es increíble lo que los niños pequeños pueden dormir; a pesar de todos los gritos de los niños y las risas de los adultos a su alrededor, esta niña esta inconsciente. Puedo ver el parecido familiar tanto con su madre como con Gavin: el mismo cabello castaño, la misma frente alta, la misma nariz recta.
Un niño poco mayor se aferra a Joey, con su mano libre agarrando una caja de jugo de manzana. Su desordenado cabello castaño avellana lo hace parecerse más a su padre. Me mira con enormes ojos azul grisáceos. Cuando le sonrió y le devuelvo el saludo, sonríe y esconde su cara en la pernera del pantalón de su padre.
Joey se rie y le da una palmadita a su hijo en la cabeza. —Le gustas—
—Cuidado, Gavin— dice Aby con una sonrisa burlona. —Tienes competencia— Extiende la mano, me la toma y me la estrecha cálidamente.
Los ojos de Gavin se posan en los míos y un cálido escalofrió recorre mi cuerpo. –Viniste–
Asiento. –Por supuesto que sí. Hace un día precioso hoy–
Él y Aby miran el cielo, tratando de entender a que me refiero. Es Los Ángeles, todos los días son prácticamente iguales. Supongo que esta chica del Medio Oeste todavía no está acostumbrada.
Al darse cuenta de que su sobrino todavía esconde la cara en la pierna de Joey, Gavin se agacha a su altura. –Hola, Axel. ¿Cómo está mi amigo? Invité a mi amiga Kendra a verte jugar hoy– El niño gruñe y esconde aún más su cara. –¿Quieres chocar los cinco? – dice Gavin, levantando la mano.
Riendo, Axel lo golpea con su caja de jugo, salpicando agua azucarada pegajosa por toda la mano de su tío. El aire de alegre calma de Gavin no disminuye. –¿Estás emocionado por jugar hoy? –
Axel finalmente habla. –Si. Voy a jugar al futbol–
–Lloró de camino aquí– interviene Abby. –Quería usar su camiseta de dinosaurio, pero le pusimos su uniforme de la liga, así que puedes adivinar–
Un hombre corpulento con una gorra de beisbol camina hacia el césped. Y sopla su silbato. El caos de padres e hijos a nuestro alrededor aumenta en un crescendo.
–Parece que es hora de entrar al campo– Joey se inclina para tomar la mano de Axel. –¿Listo para ir a ver a tus amigos? –
–No– dice Axel.
–Vamos, amiguito. ¿No quieres…? –
Axel grita tan fuerte y tan repentinamente que doy un salto. Su hermana se retuerce en los brazos de Aby, todavía medio dormida.
Joey suspira. –Gavin, ¿puedes llevarlo a un lugar tranquilo? Tengo que sacar su mochila del coche–
–No hay problema– Gavin recoge a Axel, que se agita, y se aleja hacia un grupo de árboles cercano.
Cuando ambos hombres se han ido, Aby se gira hacia mí. –Lo siento– dice, acariciando el cabello n***o azabache de su hija para calmarla. –Creo que solo esta sobreestimulado. Le encanta el futbol, pero a veces toda la gente, el ruido y la actividad…– Hace un bzzt. –Le explota el fusible–
Niego con la cabeza con una sonrisa. –No te preocupes. La vida es dura cuando eres niño–
–Ja…cuéntamelo. Aunque Gavin es genial con él. Lo cual es de gran ayuda. Joey y yo no dormimos mucho anoche. Gia se despertó toda la noche con un sueño extraño. Demasiados dulces antes de acostarse– Aby baja la cabeza para señalar a su hija, que ya está en coma de nuevo en su regazo. Luego duda. –Cuando Gavin menciono que traería una chica…debo decir, no te esperaba a ti–
Ahora tiene mí atención. Aprovecho cualquier oportunidad que tenga para descubrir algo sucio sobre Gavin. Especialmente porque quiero un punto de referencia que no sea el de Roxy. Me siento junto a Aby en las gradas. –¿Qué quieres decir? –
–Gavin no suele salir, ¿sabes? Con el tipo de…mujer que traes a conocer a la familia–
Dos ideas incómodas me asaltaron a la vez. Una de ellas es: ¿Conocer a su familia? ¿De eso se trata todo esto? ¿Me están evaluando? Y la otra: ¿Tenía razón Roxy después de todo? Gavin no sale con chicas el tiempo suficiente como para presentárselas a nadie. No se molesta con “chicas amables” en absoluto; el busca a las mujeres a las que puede conquistar y dejar. Entonces, ¿Cuánto tiempo más se va a molestar conmigo, con mi camiseta desaliñada, mis tenis desgastados y una mancha de protector solar en la nariz?
El comentario casual de Aby ha desatado miedos que ni siquiera sé que tengo. Hago una nota mental para arreglar las cosas con Roxy; después de todo, solo estaba tratando de cuidar de mí.
De repente me doy cuenta de que he estado en silencio durante demasiado tiempo. Me lamo los labios secos con nerviosismo, tratando de averiguar cómo responderle a Aby.
–Bueno– digo finalmente. –quiero decir, solo somos amigos. No estoy…– No estoy interesada, lo juro. –No necesito ser su tipo–
–Oh– dice Aby, alargando el sonido hasta convertirlo en una larga nota de comprensión. –Lo siento. Solo asumí que eras su cita–
¿Quiero ser su cita? ¿Estoy tan sola y cachonda? ¿Qué estoy haciendo aquí?
Aby interrumpe mi torrente de pensamientos señalando el campo. –Parece que las cosas están bajo control ahora–
No hay casi dos docenas de niños pequeños esparcidos por el césped, vestidos de rojo y azul. Evidentemente, el futbol infantil es más popular por aquí de lo que habría imaginado. Noto con alivio que Axel esta entre ellos.
Joey y Gavin regresan a las gradas y nos acomodamos para ver el partido. Pero por mucho que intento concentrarme, soy demasiado consciente del cuerpo cálido contra mi hombro y muslo. Y los comentarios de Aby sobre que el nunca trae chicas normales y agradables me zumban en la cabeza.
El juego termina en un empate uno a uno. Los jugadores gritaron, rieron y rodaron por el césped más que futbol real, el árbitro pido varios tiempos fuera por rabietas o llantos por raspaduras en las rodillas. Pero los niños parecen haberse divertido, que es el objetivo de los deportes de todos modos. Y verlos correr en círculos persiguiendo el balón fue adorable.
Tan pronto como Joey sugiere ir a una pizzería local para celebrar, Gia se despierta de golpe. Repite insistentemente picha, picha durante todo el estacionamiento hasta que nos separamos en nuestros autos. Y ahora estoy sentada con la familia extendida de Gavin, apiñada en una mesa de plástico en un restaurante ruidoso y colorido.
Su hermana menor, Gaby, que es más cercana a mi edad, llega y se sienta en la mesa junto a Gavin. Sus ojos se posan en mí, y cuando Aby me presenta como la nueva amiga de Gavin, los ojos de Gaby se abren tan grandes como los platos en nuestra mesa.
–Oh. Eh… ¿hola? – dice ofreciéndome la mano por encima de la mesa.
Es como si fuera la atracción principal de un espectáculo de fenómenos. Tomo su mano y la estrecho.
–Hola–
No tengo idea de que decir a continuación. Gaby es preciosa. Donde Aby tiene un aspecto sensato, con su corte de pelo corto y sus ojos amigables, Gaby irradia un aire de belleza femenina e inocencia. Ojos azules muy grandes y cabello ondulado y despeinado de color castaño, pero con mechonees dorados donde capta la luz. Sus pómulos altos y labios carnosos me dan envidia. Sin nada más que decir, miro de nuevo a Gavin.
Lo veo hacer rebotar a la pequeña sobrina en su regazo y darle de comer bocados de pan con queso. Y todavía me pregunto qué demonios estoy haciendo aquí. Que significa todo esto; que debería hacer a continuación.
Estoy confundida de nuevo y no tengo ni idea de cómo sentirme. Gavin es tan dulce con su sobrino y sobrina, tan juguetonamente combativo con sus hermanas, tan amigable con su cuñado, claramente es capaz de amar y sentir afecto. Entonces, ¿Por qué es tan reservado cuando se trata de mujeres?
Todavía no se ha sincerado sobre su pasado, por mucho que lo presione. ¿Algo especifico le amargó las relaciones románticas? ¿Es desconfiado porque tiene miedo? ¿Qué paso para que sea así?
Quiero acorralar a Aby y preguntarle, pero algo me dice que podría ser más comunicativa con la información si puedo alejarla de todas esas distracciones y llenarla de sangria. Hago una nota mental.
Gia es un desastre absoluto, con salsa manchada por toda la cara y la parte delantera de su vestido con volantes. Gavin se ríe y le hace cosquillas. Aby y Joey estan animando a Axel. Gaby se sienta en silencio, asimilándolo todo con una sonrisa cariñosa.
Observándolos, a pesar de mi confusión, no puedo evitar sentirme contenta. Extrañamente aliviada. Son una familia perfecta. Y la sonrisa de Gavin, sin restricciones, con hoyuelos visibles, ojos azules casi cerrados con arrugas mientras se ríe, es nada manos que hermosa.
Recuerdo la forma en que me tocó la cara después de la cena el sábado. Sentí una inconfundible chispa de calidez y quería apoyarme en su mano, quería que…
Pero nada de eso debería pasar nunca. Es mejor que no haya pasado nada esa noche. Incluso si ambos nos sentimos raros el uno por el otro, el sexo no es una buena idea. No funcionará a largo plazo. Punto.
Entonces… ¿Qué hacemos? ¿Continuar con esta amistad de la que nadie parece creer que Gavin sea capaz? Al final, simplemente como mi pizza de champiñones, bebo mi refresco y me dejo llevar por el ambiente cálido y confortable. Y si admiro más a Gavin más de lo que debería, no pienso demasiado en ello. Porque no hay nada que pensar. Porque solo somos amigos.