Idéntica a Rita

1459 Palabras
Marcus conocía muy bien a Miranda, por eso no la perdía de vista, en cuanto pudo deshacerse de aquellos hombres, regresó a la mesa. —¿Ocurre algo? Miranda. —Nada, solo estaba diciendo a tu acompañante lo lindo que es Sicilia. —No tienes que decirlo, me he dado cuenta yo misma —contestó Maya con ironía. Más tarde una agradable y suave música se dejó escuchar, Miranda se levantó y tomó la mano de Marcus para prácticamente arrastrarlo hasta la pista, a él no le agradaba ser el muñeco de juegos de esa chica, pero cedió por De Luca. —Disculpe que insista, señorita, pero su rostro me es muy conocido, tal vez conocí a sus padres, ¿Cúal es el nombre de su madre? —De Luca era insistente en el tema. —Mi madre se llama Rita —mordió su labio cuando se dió cuenta de que había estado a punto de decir el verdadero apellido de su madre —Rita Darwell. —¿Rita Darwell? No me suena ese apellido, hace tiempo conocí a una mujer llamada Rita, pero su apellido era Baker, y sí, ahora que lo pienso, al verte me recordaste a ella. Maya sintió el piso hundirse bajo sus pies, Baker era el apellido de soltera de su madre, James el que adquirió al casarse con su padre, Jones era el apellido de soltera de la madre de Rita. ¿Entonces Marcus sabía quién era ella en realidad? Al pensarlo sintió que un sudor frío humedecía su frente. —No lo creo, señor De Luca, estoy segura que Darwell es el apellido de mi madre. —Lo que son las cosas, el universo es impredecible, tu madre se llama Rita, y tu rostro es idéntico a la Rita que yo conozco, ja, ja, ja, que cosas. —Ja, ja, ja, sí, qué cosas —Maya también se rió, pero fue una risa provocada por los nervios. Maya había pensado inventar cualquier cosa para decirle al hombre que Marcus no le convenía como socio, pero por lo que veía, cualquier cosa que ella dijera, Marcus se enteraría. Dan, veía a Maya incómoda por la compañía de De Luca, se acercó a ellos, después de saludar al hombre, extendió su mano hacia la chica. —¿Me concede está pieza? Señorita, Jones. —Con gusto —dijo Maya, tomando su mano. Se alejaron hacia la pista ante la escrutadora mirada de De Luca. Dan colocó su mano sobre la cintura de Maya, mientras sujetaba su otra mano, la chica colocó su mano libre sobre el hombre de él. —No soy buena en esto, así que cuidado con tus pies, estos tacones son altos —dijo Maya mientras sonreía, Dan respondió también sonriendo, su sonrisa era encantadora. —Entonces tendré cuidado, aunque en realidad no me importaría, la compañía lo vale. Cerca de ellos, Marcus no perdía detalle de lo que sucedía, ¿En verdad se atrevía Dan a coquetear tan descaradamente con Maya cuando él ya le había advertido? Empezó a girar lentamente hasta estar junto a ellos, inesperadamente para su acompañante, tocó el hombro de Dan. —¿Te parece si cambiamos de pareja? El cambio siempre es bueno —dijo intentando sonreír, mientras con la mirada fulminaba a su amigo. —Me parece perfecto, amigo —Dan aceptó enseguida, no quería molestar más a su jefe. —Pero, Marcus, yo soy tu acompañante —exclamó molesta Miranda. Marcus tomó por la cintura a Maya, ignorando por completo a la otra chica, la llevó hasta el otro extremo de la pista, colocó su mano sobre la espalda de Maya, al sentir el calor de su mano sobre su piel desnuda, ella se arqueó al instante. —¿Te molesta el contacto de mi mano? —Marcus la miraba fijamente, en sus ojos Maya pudo notar un brillo diferente. —No, solo es que está un poco fría —mintió descaradamente esperando que él lo creyera. Él apretó su agarre, pegándose aún más a su cuerpo, hundió la cara en su cabello, aspirando la dulce fragancia que despedía. —Fresa y Vainilla —dijo con la voz aún más ronca que de costumbre. —¿Qué? —preguntó, no entendió lo que él dijo, estaba distraída en las sensaciones que su contacto despertaba en su traidor cuerpo. —Tu cabello, tiene un suave y delicioso aroma a fresa y vainilla, veo que no has usado los productos que te he enviado. Maya recordó la canasta de bienvenida con todas aquellas cremas y demás cosas con el aroma que él había elegido. —Una disculpa, tengo mis aromas preferidos. —Desde ahora son también los míos —Marcus contestó descaradamente, no era un hombre que se anduviera por las ramas, iba directo por lo que quería. Ella se sonrojó de inmediato, afortunadamente él no podía notarlo, la música era lenta, suave, ellos se movían al mismo ritmo. —¡Suficiente! —Miranda inesperadamente tomó por el hombro a Maya y la aventó hacia un lado. —¡Miranda! ¡Demonios! —Maldijo Marcus, sin poder creer que la chica fuera tan atrevida. —No puedes hacerme esto, Marcus, vamos a casarnos —una expresión de asombro apareció en el rostro de Marcus, ¿Cuando demonios se habían comprometido? —¿Nos casaremos? No puedo creer tu osadía, niña. —Por lo visto mi padre no te ha informado, pero no aceptara aliarse contigo si no te casas conmigo. Maya no supo por qué, pero sintió una extraña presión dentro de su pecho, mientras Marcus veía a Miranda con furia, se dio la vuelta y se dirigió hacia la mesa dónde se encontraba De Luca. —¿Es verdad lo que ha dicho tu hija? —golpeó la mesa fuertemente mientras lo decía. —¿Y ahora qué nueva locura ha dicho esa pequeña diablilla? —Empezó a reír divertido. —Qué no aceptarás nuestra alianza si no me caso con ella, según tu hija, estamos comprometidos. —Ja, ja, ja. —¡Basta! Está tontería no me parece divertida. —No puedo creer tu reacción Arched, mi hija es hermosa, y la heredera de mi fortuna, sí te casas con ella, dirigirás todo mi imperio, no veo por qué lo tomas de esa manera. —¿Entonces? —Es verdad lo que te ha dicho, no hay alianza si no te casas con ella, sabes que me necesitas de tu parte, mi hija está enamorada de ti desde que te vio por primera vez, así que piénsalo, te casas con ella, o puedes empezar a considerarme tu acérrimo enemigo. De Luca borró al instante la sonrisa, su rostro adquirió un gesto serio, mientras clavaba su mirada sobre Marcus. —¿Te atreves a amenazarme? —Marcus apretó los puños fuertemente. —No puedo amenazar a mi yerno, solo te estoy advirtiendo. Maya, Dan y Miranda habían ido tras de Marcus, la pelirroja sonrió, Marcus no era tan tonto como para tener a su padre como enemigo, enseguida volteó a ver a Maya. —Lo ves, Marcus es mi prometido, así que será que te marches por dónde has venido, zorra de quinta. —Oye, no te permito… —Dan tomó la mano de Maya, en señal de que callara, un berrinche de Miranda, y De Luca ordenaría desaparecer a quién molestara a su niña. Miranda avanzó para acercarse a Marcus que en ese momento ya estaba más que cabreado. —Tenemos que poner pronto la fecha, muero en deseos de estar junto a ti, mi amado. Marcus se dio la vuelta dejando con un palmo de narices a la chica, tomó de la mano a Maya, y se dirigió hacia la salida, no sin antes decirle a Dan que tenían que irse. —¡Demonios! Amigo, siento decirte que estás jodido. Maya permanecía en silencio, los tres subieron a la limusina, Marcus ordenó al chofer que manejara de prisa. —Jodido, estará De Luca, te lo aseguro, nadie se atreve a amenazarme, y lo que ha hecho hoy ese imbécil, es peor que si me hubiera puesto una pistola en la cabeza, no me gusta para nada la tonta superficial de su hija. —Es una niña mimada y berrinchuda —Miranda tampoco era del agrado de Dan —pero si te casas con ella, ampliarás tu territorio, tendrás el poder que jamás nadie ha tenido, serás muy temido, y estoy seguro de que esa caprichosa enseguida se irá con otro, al darse cuenta de que eres tremendamente aburrido. —No me ayudes, amigo —dijo mientras Dan se soltó a reír escandalosamente. Maya escuchaba todo aquello, ¿Territorio? ¿Poder? ¿A qué se referían? Tal vez es que fusionarían los corporativos.
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