Thamara abrió los ojos y se encontró en una habitación enorme y lujosa, su cama era de madera sólida y tenía pilares en cada esquina, incluso tenía un techo. Lo primero que esa joven notó fue el lugar, porque su mente estaba confundida cuando despertó, así que solo miró a su alrededor y dedujo que estaba en un segundo piso, pues por los enormes ventanales solo se veían las puntas de los árboles y el cielo. Intentó incorporarse, pero falló al intentarlo, fue entonces que se dio cuenta de que sus manos estaban atadas a los postes cabeceros con una tela suave que no la lastimaba, pero que parecía bastante resistente. Eso la congeló completa, incluso sintió un escalofrío recorrerle la espalda, y su angustia comenzó a descompasar su respiración, provocándole ganas de llorar. Al principi

