Capítulo 4.2 ¿Ahora Javi?

1035 Palabras
No sé cómo sentirme, estoy viendo a mi mejor amigo tirado en la cama de un hospital con máquinas conectadas, ayer murió mi prometido en un accidente de tránsito. Estoy viendo un gato naranja por todos lados, creo que esta es la definición de locura. La idea de que Javi moriría eventualmente era menos dolorosa cuando yo estaba muriendo. Siempre el bromeaba diciendo - ¿Quién de los dos morirá primero? -éramos los peores, él siempre decía que el moriría primero porque yo era más fuerte parece ser que el tenía razón. Pongo mi mano en la cabeza de Javi, esta tan caliente. Susurro. -oye, guapo, no sé por qué no me contaste lo de la fatal muerte, siempre llamando la atención-rio-no me dijiste que estaba sufriendo y quiero que me perdones por ser una pésima amiga por que estaba tan feliz con mi vida que no me di de cuenta-las palabras salen acompañada de mis lagrimas-yo en el pasado prometí no rogarle a nadie, pero acá estoy, rogándote -rio tristemente-te estoy rogando que te recuperes-me sorbo la nariz con mi saco. Me arrodillo y continuo -pero entenderé si ya estás cansado de pelear, lo comprenderé. Tomes la decisión que tomes, estoy al lado tuyo, figurativamente-termino y las lagrimas se apoderan de mí, trato de parar, pero son incontrolables. La doctora Ruiz llega a los 10 minutos, me ve tirada de rodillas al lado de Javi-ya llamé a su mamá, vendrá lo antes posible está en Cuba-dice mientras me ayuda a parar de mi posición. Asiento, la mamá de Javi es lo único que tiene. - ¿Agua Santa? -pregunta mientras trato de calmarme- ¿estas bien? -pregunta por mi cara hinchada- ¿Quién lo estaría en esta situación? -comento, ella se queda callada, hay unos momentos incomodos de silencio. -Iré por una botella de agua -digo finalmente, antes de irme me despido de Javi dándole un beso en la mejilla. Voy a la cafetería del hospital, solo hay un hombre de unos 40 años sentado en la esquina de la cafetería y la cajera que atiende el lugar, pido una botella de agua. El hombre esta leyendo un libro de medicina “la grasa en las arterias” es el título del libro, parece que es un doctor, aunque nunca lo habia visto en el área. Me siento en la mesa de al lado. Jeremy hubiera sido lo mejor de lo mejor, siempre salía de ultimas y entraba de primeras, investigaba cosas todo el tiempo acerca de enfermedades huérfanas. Abro la botella, bebo un sorbo de agua- ¿tengo algo en la cara? -pregunta groseramente el hombre mayor sentado en la mesa contraria, niego con la cabeza. Creo que no alcance a dimensionar la incomodidad del otro hombre. No he dejado de verlo desde hace 15 minutos, pensara que estoy enamorada de él, volteo mi mirada a otro lado-gracias-responde groseramente, estúpido hombre, Jeremy jamás trataría asi a nadie.  Mis lagrimas vuelven a salir- ¡oiga! no se ponga a llorar por que el llame estúpido. La mayoría de las personas son estúpidas, incluyéndome-una medio sonrisa se asoma a mi rostro, es la primera persona que me hace sonreír verdaderamente. Me gusta su sarcasmo. -no lo dudo-respondo sin mirarlo-ok, la mujer llorona salio agresiva-responde mientras escucho que corre la silla, se dirige hacia mi- ¿Qué le pasa? -pregunta- ¿Por qué esta acá? -vuelve a preguntar exasperado por mi cara de confusión-un amigo, cáncer etapa 5 -respondo sin verlo a la cara. -lo siento-comenta después de un minuto de silencio- ¿por qué lo siente? ¿usted le provoco cáncer a mi amigo? -comento sin filtro. El no sabe que responder, se va del lugar. Soy una bomba en cualquier momento voy a explotar. Debería ir a mi apartamento y sacar mis cosas, ir por mi celular aprovechar que no está nevando, llamar a los papás de Jeremy e informarle todo o esperar que Javi despierte, si es que despierta, eso dijo la doctora ¿no? Sería muy feo que no estuviera al lado de el cuando abra los ojos. Él estuvo ahí siempre, en todos mis ataques. Después de la media hora, mis piernas están dormidas decido dar una caminata por el hospital, por suerte conozco cada rincón del lugar gracias a mi examigo cáncer. Camino por al ala derecha de pediatría. Los bebes están durmiendo en sus cunitas. Antes de conocer a Jeremy yo no quería ser madre por obvias razones. Mi mama era alcohólica, ella se perdía semana completas olvidándose de nosotros y regresaba a darnos migajas de amor. Mi padre, bueno, él era una mala persona. Yo solo quería romper el ciclo de una familia disfuncional. Pero cuando, me embaracé involuntariamente, yo lo sentí. Sentí sus latidos dentro de mí, su vida, su ser, supe que quería una familia, que Jeremy y yo íbamos a ser unos fantásticos padres. ¡que equivocada estaba! No necesitaba a nadie más, bastaba con Jeremy. Sigo caminando por el hospital sin rumbo fijo, cuando tenía cáncer conocí a varias personas fantásticas, de las cuales la mayoría están muertas. Cuando alguien llegaba al grupo de ayuda, tenía que hacer un rito de iniciación, visitar un lugar prohibido en la parte más alta del hospital, desde allí se puede ver toda la ciudad. Yo la visite la primera semana mientras Javi me cubría, normalmente los demás del grupo cubrían la puerta mientras uno subía y observaba la magnífica vista de Chicago. Todos terminamos maravillados. ¿Cómo será la vista en invierno? Empiezo a caminar a mi próximo destino, el último piso de la sala sur del hospital. Me aseguro de que nadie me siga, aunque es muy probable que nadie lo haga, el hospital esta noche esta desértico.  Camino al área prohibida y cruzo la puerta, nada de vigilancia, bien por mí, subo las escaleras y abro la puerta. La nieve está cayendo suavemente, camino hacia la barandilla despacio, la vista de Chicago es mas hermosa en estas fechas-No deberías estar acá-escucho una voz detrás de mí. Volteo rápidamente - Es el doctor de la cafetería-usted tampoco debería estar acá-contesto cortantemente-esta área es prohibida para todo el personal-continuo. Él tiene un cigarro en la mano derecha.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR