Capítulo Ocho

1180 Palabras
Jessica salió del ascensor en el piso VIP privado del hospital y se dirigió a la habitación de Dawson. Ella estaba saludable y nunca había tenido la oportunidad de ir a hospitales, y mucho menos subir al piso privado. Casarse con un multimillonario de la noche a la mañana tiene sus ventajas. Empujó la puerta y vio a Dawson comiendo manzanas cortadas mientras miraba distraído la televisión. —Hola señor—, dijo Jessica tratando de llamar su atención. —Te he dicho que puedes llamarme Dawson—, dijo mientras su rostro se iluminaba. Dawson estaba aburrido en el hospital. Su nieto tenía que encargarse de todo desde que había estado hospitalizado durante casi seis meses. Tenía una cuidadora, pero ella era principalmente rígida y tenía miedo, y se negaba a hablar, probablemente porque no estaba en su contrato de trabajo. —¿Cómo te sientes hoy?—, preguntó Jessica ignorando su declaración. Le resultaba extraño llamarlo por su nombre. Después de todo, era mayor. —Esperando morir—, bromeó Dawson. Desde que el médico le había dicho que definitivamente moriría, había estado bromeando sobre su situación. Se sentía mejor sí hacía la broma y otros se reían. —No te preocupes, puedes reír—, agregó cuando vio la expresión preocupada en su rostro. —No me parece gracioso—, dijo expresando su opinión. Apenas lo conocía, pero de manera inconsciente se había convertido en familia con él, y perderlo podría ser demasiado para ella. Después de todo, siempre se quedaba sin familia, y al pensarlo, iba a quedarse sin una vez más cuando se divorcie. —Aquí, la señora Roselle hizo esta deliciosa comida para ti—, dijo dejando la bolsa de almuerzo en la mesa junto a la cama. —¿Es algo que disfrutaría?—, preguntó Dawson. Desde que había estado allí, le habían estado imponiendo una alimentación saludable. Sabía que lo hacían con buena intención, pero estaba agotado de comer comida insípida y sin color. Jessica sonrió y comenzó a desempacar la bolsa de almuerzo. Dentro había un plato de avena simple, un plato de ensalada y algunas frutas también. Jessica se preguntaba por qué tenía que comer algo así. Inmediatamente vio el contenido, frunció el ceño. No esperaba nada mejor de lo que había recibido. Al fin y al cabo, era Roselle, y ella se aseguraría de hacer una comida que lo volviera loco. —Sé un encanto y tráeme una hamburguesa y una Coca-Cola—, dijo Dawson. —¿Se te permite comer eso?—, preguntó Jessica. Sabía que ella no podría sobrevivir comiendo este tipo de comida, así que se sintió motivada para conseguirle algo que disfrutara. Sabía por experiencia propia que cuando estaba pasando por momentos difíciles, lo que quería era algo bueno para animarse. Puede que esté muriendo, pero al menos su comida debería tener color y vida. —Por supuesto—, respondió de inmediato. Jessica percibió algo sospechoso en sus palabras. Ahora sabía que no se le permitía comer eso, pero aún así quería dárselo con desesperación. —¿Por qué un viejo como yo mentiría a alguien como tú?—, preguntó Dawson. Sabía que usar su edad le conseguiría lo que necesitaba. Ella era nueva y no sabía nada sobre su situación, así que obtener lo que necesitaba debería ser pan comido. —De acuerdo entonces—, dijo Jessica y salió de la habitación. Regresó unos momentos después con una hamburguesa y una Coca-Cola pequeña. Comenzó a desempacar la hamburguesa y luego se la entregó. —¿Qué crees que estás haciendo?—, gritó una voz detrás de ellos y se abalanzó hacia ellos. Era Xavier. —¿Qué estás haciendo?—, preguntó Xavier entrando. Había salido de la oficina en su hora de almuerzo y decidió venir a ver a su abuelo, solo para darse cuenta de que alguien, que resultó ser su esposa, le estaba dando a su abuelo algunos alimentos grasosos. —¿Estás bien, papá?—, agregó acercándose apresuradamente como si su abuelo estuviera involucrado en algún accidente que pudiera poner en peligro su vida. —¿Cómo pudiste?—, dijo duramente a Jessica, quien parecía confundida. Ella solo había cedido porque el anciano le había asegurado que estaba bien y también porque parecía necesitar algo para distraerse de la atmósfera deprimente del hospital. —Yo se lo pedí—, dijo Dawson saltando en su defensa. Conocía a su nieto y sabía que la estaría criticando sin ninguna razón importante. —Y deberías haber sido lo suficientemente inteligente como para negarte—, dijo Xavier. Jessica no sabía por qué esa frase la molestaba, pero podía sentir que sus ojos se volvían pesados por sus palabras. Era como si le estuviera frotando la cara con jugo de cebolla. —Lo siento—, murmuró suavemente. Podía sentir que su voz temblaba y se estaba conteniendo para no llorar. —Preferiría que no vuelvas a cometer ese error—, agregó Xavier. —De acuerdo—, murmuró mirando hacia arriba y oliendo. Su visión se estaba volviendo borrosa y podía sentir que las lágrimas amenazaban con caer. —Está enfermo y no creo que debamos empeorar la situación—. —¿Siempre eres un idiota?—, dijo Jessica bajando la cabeza y dejando que las lágrimas cayeran por su mejilla desde un ojo. —¿Qué... qué?—, tartamudeó Xavier en respuesta. —Ya lo entiendo. Cometí un error. Incluso me disculpé, pero tú simplemente te niegas a dejarlo ir—, dijo con molestia evidente en su voz.—Sólo quería asegurarme de que entendieras lo que estaba diciendo—, dijo más humilde al ver las lágrimas en sus mejillas. —Incluso un hombre sordo habría entendido lo que estabas diciendo—, dijo mientras caminaba hacia la puerta. —Sólo salgo afuera y como esto—, dijo levantando el paquete de la hamburguesa hacia él. —Cuando te vayas, volveré. No puedo soportar estar en la misma habitación contigo ahora—, terminó y los dejó. —Fue muy tonto—, dijo Dawson tan pronto como Jessica salió. —Papá—, gritó a su abuelo. Solo tenía miedo de que el hecho de tener una comida tan grasosa acelerara su muerte. Todavía no estaba preparado para enfrentar la pérdida de su abuelo. —Sal y discúlpate con ella de inmediato—, dijo Dawson. Dawson sabía que su nieto apenas era humano. Se había vuelto en contra de todos y los había alejado, lo cual era una de las principales razones por las que quería que se casara antes de irse. Pensó que Xavier al menos intentaría encontrar a alguien a quien amara. Se sorprendió al verlo aparecer de la nada con un desconocido y se sorprendió aún más al ver al desconocido parado a su lado. No había conocido a Jessica por mucho tiempo, pero le parecía lo suficientemente agradable. —Sal ahí y discúlpate AHORA—.
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