Transcurrieron poco más de dos semanas y en ese tiempo intentaron aprovechar cada instante para estar juntos. Ambos experimentaron encuentros donde el placer era el plato principal, no había resistencia a cumplir cualquier fantasía que tuvieran. Sus puertas fueron tocadas tantas veces que en muy poco tiempo se convirtió en una rutina que les divertía. Maximiliano tenía claro que los días pasaban y con cada uno llegaba ese miedo de que todo aquello se volviera algo difícil de terminar. Por eso, cuando fue momento, fue ella quien decidió dar el primer paso. Estaba anocheciendo y se encontraban camino a casa luego de que la última escena se grabara y el director agradeciera el apoyo. En la postproducción ya no iban a participar de manera presencial. Los dos se sentían contrariados por ello.

