Jerek caminaba sin mucho entusiasmo por un largo sendero que llevaba al interior de las montañas, había decidido que lo mejor sería mantenerse en el sendero, si decidía perderse posiblemente terminara encontrando a alguna loba o ésta le tendería alguna trampa para casualmente cruzarse en su camino.
Lo más seguro era usar el sendero, se suponía que debían buscar a su compañera destinada, buscarla en el interior de la montaña, atravesar dificultades y superar obstáculos para que así su amor fuera más fuerte y profundo.
El sendero trazado, el sendero obvio no constituía ningún obstáculo ni dificultad, no creía que ninguna loba por más desesperada que estuviera se quedara en el sendero para que cualquiera la pudiera encontrar con facilidad.
El atardecer estaba acabando y la oscuridad se cernía rápidamente sobre la montaña, la luna era apenas una delgada línea en el cielo, la débil luz de aquella luna era suficiente para que él pudiera ver con claridad el sendero, puesto que era un sendero abierto por los humanos era bastante fácil de seguir y estaba bastante despejado.
Jerek caminó hasta cerca de media noche, estaba cansado, había caminado sin descanso ese día, tomó su lobo, buscaría un lugar para dormir y con algo de suerte perdería toda la mañana del siguiente día, el último día de ese terrible y absurdo festival.
«Deberían dejar que vengan a perder su tiempo solo los que quieren» pensó mientras su lobo bostezaba, miró alrededor y no vio ningún escondite bueno para dormir, del un lado no había nada, una pequeña planicie inclinada y unos cuantos árboles de espino al fondo y del otro lado una pared de piedra con arbustos.
«La pared de piedra será» pensó mientras su lobo saltaba con facilidad sobre los arbustos, del otro lado encontró una cueva bastante cómoda, «posiblemente sea el hogar de invierno de algún oso» supuso mientras se acomodaba.
En el cielo la luna sonreía con picardía mientras las estrellas brillaban soltando chispitas de curiosidad, el viento sopló enfriando en ambiente y el lobo marrón dorado de Jerek se movió un poco más hacia el fondo, allí estaba más abrigado y en pocos segundos se durmió profundamente.
......
Manada Domhain.
Hogar del beta Ymkrein.
Kamila la madre de Ymika servía otra ronda de bebidas a sus invitados, en la sala de su casa solo se encontraban su compañero Ymkrein y sus viejos amigos Jerkam y Miha los padres de Jerek.
La conversación había pasado por muchos temas desde la misión de Jerkam hasta sus travesuras de juventud, Miha suspiró viendo hacia la ventana y dijo con voz cansada:
— Espero que nuestro hijo se haya tomado en serio el festival, no lo vi muy convencido de ir.
Kamila le dio unas palmaditas en el brazo y dijo medio en confidencia:
— Nuestra hija tampoco parece emocionarse con el festival, espero que esta vez tenga más suerte, los tres festivales anteriores solo regreso con un puñado de nueces.
Las dos lobas comenzaron a reír y a recordar cómo había sido el festival para ellas, sus compañeros conversaban de otros temas más masculinos en el otro lado del salón.
......
Montaña de la unión.
El sol salió con fuerza y calentó el ambiente, en la pequeña cueva el lobo marrón desapareció, hacia demasiado calor para seguir con su lobo en ese lugar que estaba bastante bien resguardado.
La mañana estaba bastante avanzada en ese momento y los rayos del sol se filtraron por el entramado que protegía a la diminuta cueva, Jerek volteó para que el sol no le diera en los ojos y pudiera seguir durmiendo un poco más.
Un pequeño gemido de satisfacción hizo que su lobo se sacudiera con fuerza y se quedó completamente quieto, ¿No estaba solo en aquella cueva de oso? ¿Desde cuándo los osos gimen de satisfacción?
Abrió lentamente los ojos tan solo para encontrarse con el rostro de una muchacha a pocos centímetros del suyo, al parecer ella también estaba despertando y definitivamente no esperaba encontrarlo a él dormido a su lado.
Los ojos anaranjados de la joven lo veían con total pánico, como si no pudiera creer que él estuviera allí o fuera real, en ese momento un mechón de cabello ondulado cayó sobre su rostro.
La mano de Jerek se movió como con voluntad propia y tomó con delicadeza aquel mechón entre sus dedos, Ymika lo miraba hipnotizada, después del susto inicial se había perdido en los ojos oscuros del lycan junto a ella.
Al sentir que su cabello era tomado se sentó de golpe y lo recogió en una coleta, ella solo se soltaba el cabello para dormir, aunque le gustaba mucho su cabello era bastante inconveniente tenerlo siempre suelto.
Jerek sintió que el estómago se le encogía al ella apartarse así de él y con una sonrisa triste dijo:
— Lo siento no quería asustarte.
— Yo... no...
Ymika se puso roja y balbuceó una pobre excusa.
Jerek se sentó y se presentó, la muchacha frente a él era joven y bastante bonita, no recordaba que hubiera una loba tan bonita en la manada.
Decidió ser sincero con ella desde el principio, conocía las reglas y lo que ocurriría si violaban las reglas, por lo que era mejor ser sinceros desde el comienzo.
— Lo siento, no era mi intención encontrarte, buscaba un lugar para dormir y evitar este estúpido festival y terminé aquí, pensé que era una cueva de oso, en verdad no noté que estabas en este lugar o me hubiera ido a otra parte.
— ¿Me estás rechazando?
preguntó Ymika incrédula.
— ¿Qué? no, es solo que no estaba buscando a ninguna compañera, mis padres me obligaron a venir, solo quería...
— Un lugar tranquilo para acabar con este circo absurdo...
completó Ymika con diversión, al ver el rostro sorprendido del lycan explicó:
— ... yo también me estaba escondiendo para que ningún macho me encontrara y ya vez, después de sobrevivir a tres festivales finalmente me encontraste.
— ¿Este es tu cuarto festival? ¿Cuantos años tienes?
— Cumplí dieciocho hace un par de meses.
— ¡Oh!... espera, me estás diciendo que tú primer festival fue a los quince, ¿Qué tan desesperada estás?
Ymika hizo un enorme puchero y empezó a contar cómo son sus padres, que por ella haber nacido con el cabello ondulado sus padres creían que su deber para con la manada era tener muchos hijos lo más pronto posible y la habían obligado a entrar al festival en cuanto su loba despertó.
— Eso no es justo.
se quejó Jerek.
— Lo sé...
dijo Ymika sintiendo que finalmente alguien la tomaba en serio.
— ... todos quieren que sea su compañera solo por mi cabello, y los machos quieren todo el tiempo tocarlo, es tan molesto.
— Bueno, jeje... es que es bastante hermoso.
se disculpó Jerek rascando su cabeza un poco incómodo, él no había intentado tocarlo, lo había hecho sin pedir permiso.
Ymika se sonrojó y con un hilo de voz dijo:
— No me molestó cuando lo tocaste, solo me sorprendió.
Los ojos de Jerek brillaron al ver la timidez de la loba y preguntó:
— ¿Puedo tocarlo?, seré gentil.
Ymika se mordió el labio, nunca nadie le pidió tocar su cabello, todos tan solo intentaban hacerlo y algunas lobas intentaban tirar de su cabello con fuerza.
La loba llevo su mano hacia el sujetador de su cabello y lo soltó, su cabello color chocolate con débiles destellos rojizos cayó como una cascada y el lycan lo miró conteniendo el aliento, era mucho más hermoso de lo que pensó cuando vio un único mechón.
Se inclinó hacia adelante y estiró su mano, el cabello era tan suave y sedoso que parecía una cascada, las ondas de movían entre sus dedos como si estuviera tocando algo intangible como un sueño.
El cabello común de los lycans es grueso y lacio lo que le da una textura algo áspera al tacto, el cabello de Ymika se sentía diferente suave y maravilloso.
Jerek se había ido acercando muy lentamente hasta ella, escuchó un leve gemido y apartó su mirada de los destellos que soltaba el cabello de la loba, vio que sus rostros estaban muy cerca, más cerca de lo que habían estado cuando despertaron.
— No escuché tu nombre.
murmuró Jerek.
— Ymika.
susurró a su vez la loba.
— ¿Te gustaría ser mi compañera?
— Humm...
— Te juro que no dejaré que nadie además de mí toque tu cabello y mucho menos te falte al respeto, incluso si debo enfrentarme a tus padres lo haré para protegerte.
— Jijiji, es una promesa muy grande, lycan Jerek.
— Tú eres lo más grande que me ha pasado, fue un accidente encontrarte y es el mejor accidente que he tenido en mi vida.
— Bien, entonces yo seré tu accidente y tú serás mi guardián y mi compañero, ¿Qué te parece ese trato?
Jerek no respondió con palabras, su rostro se acercó al de ella y le dio un tierno beso en los labios, fue el beso más largo y maravilloso que Ymika pudo haber deseado en ese momento y lamentó cuando él se separó de ella.
Jerek se rio al escucharla a ella y a su loba gemir cuando él la soltó, acarició su rostro que estaba bastante encendido y dijo:
— Volvamos, el festival acaba hoy, nos uniremos en la próxima luna llena y mis labios no te volverán a soltar jamás.
— Te haré cumplir tu palabra, lycan.
dijo Ymika con picardía.