«También podría desaparecer y tú convertirte en el rey Enrique VIII». «No lo veo factible». «¿Cuándo te vas?», preguntó ella. «Creo que mañana, porque pronto estarás muy ocupada y serás muy popular». «¿Qué pasará cuando vuelvas a mí?». «No tengo ni idea. Según vaya surgiendo». «Tenemos esta noche». La tomó en sus brazos. «Sí, así es». La besó. «Me pregunto dónde podemos ir de fiesta». «Hum, déjame pensar». Ciana miró alrededor de la habitación. * * * * * De vuelta en su apartamento de la ciudad de Nueva York, Scipio se puso su nuevo disfraz. Con una nariz bulbosa, arrugas y canas, pareció envejecer 30 años. Después de algunos retoques finales en su cara, se echó una foto y preparó un nuevo carné de conducir y un pasaporte. Empaquetó algunas cosas, incluido su viejo pasaporte, c

