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Noah no podía creer lo que sus ojos veían, en la entrada del hospital se encontraban decenas de periodista listo para tener la exclusiva sobre la salud de Howard. Tuvo que tomar un atajo para poder entrar sin ser visto por aquellos periodistas, pero su sorpresa fue aún mayor al encontrarse a dos grandes hombres resguardando la puerta de la habitación de su prometido como si fuesen policías. El chico caminó hacia ellos tratando de entrar a la habitación, pero su acción fue detenida por los dos hombres.
-No puedes entrar aquí. Solo está permitido el acceso a el doctor Martínez y a la señorita Lourdes. —Esto tenía que ser una jodida broma.
¿La secretaria tiene derecho a entrar, pero él no?
-Soy su prometido, no puedes impedirmelo. —Uno de los hombres soltó una risilla que hizo que el
