Cuando giró la cabeza para mirarme, lo juro... no hay ningún lugar más pacífico que cuando estoy cerca de él. —Bebé, has vuelto —dijo Dylan con esa sonrisa que siempre logra desarmarme. Han pasado días desde que me mudé temporalmente a la mansión Reed, y estoy empezando a acostumbrarme a la vida aquí. La condición de Dylan está mejorando poco a poco, pero incluso antes de eso, nunca ha sido alguien que se atreva a descansar. Junto con Laurence, el mayordomo jefe, siempre le recordamos que se tome un respiro. Sin embargo, Dylan no sería Dylan si una lesión pudiera detenerlo. Solo espero que, por una vez, considere su salud antes que su trabajo. Mientras me seco el cabello mojado con una toalla y me siento frente al espejo, su voz rompe el silencio: —¿Entonces estás preguntando por tu ap

