Extrañamente, no puedo dejar de pensar en la noche que pasamos juntos. Ya ha pasado una semana, pero parece como si mi mente hubiera grabado cada momento, reproduciéndolo en mi cabeza cuando menos lo espero. Incluso cuando estoy en medio de una comida con Martín, y los platos deliciosos se sirven frente a mí, esperando ser devorados, me descubro sonriendo como una tonta... Como si aún estuviera flotando en aquella burbuja de recuerdos. Supongo que sigo siendo una romántica empedernida, anhelando ser amada, pero aterrada de dar el paso. —Entonces... —su voz profunda me hace latir el corazón más rápido. Si esto sigue así, tendré que poner distancia entre nosotros. Conozco muy bien esos síntomas; los he experimentado antes. Dylan levanta las manos, rodeándome con sus brazos. Sus ojos se f

